
El presidente Pedro Sánchez ha tenido que salir en defensa de la vicepresidenta Nadia Calviño ante los intentos de mantenerla al margen de la profunda modificación que Podemos quiere hacer en la reforma laboral de 2012.
La reacción de Sánchez no podía ser otra considerando la inaceptable pretensión de silenciar a quien también es la máxima responsable del Ministerio de Economía en un tema de tan gran alcance económico. La evidente oposición de Calviño a la contrarreforma laboral debe hacerse valer no sólo por el daño que amenaza al mercado de trabajo. Igualmente grave es el hecho de que Podemos está poniendo en peligro la recepción del grueso de las ayudas europeas, al atacar una ley explícitamente defendida por Bruselas.