
Las grandes constructoras españolas incrementaron su cuota de mercado el año pasado en América hasta superar el 30%. Es más, por primera vez la mitad de los ingresos internacionales de estas empresas procede de la otra orilla del Atlántico.
Este avance en suelo americano ya mostró sus beneficios en el peor año de la crisis, al actuar como un amortiguador de los daños provocados por la epidemia en las cuentas. Pero lo importante son los beneficios que depara para el futuro. Frente al lento despertar de las concesiones en Europa, varios de los proyectos en infraestructuras más importantes del mundo están en marcha en países como Chile o, sobre todo, EEUU. Las constructoras españolas están ya en posición óptima para aprovecharlos.