
La cotización de los derechos de emisión de CO2 se sitúa entre los factores que en mayor medida contribuyen a los precios récord actuales de la electricidad.
No en vano el precio de esos activos se encuentra en 60 euros por tonelada, frente a los 35 en que se situaba a inicios de este año. Y resultaría ingenuo pensar que esta fuerte penalización al CO2 será coyuntural. Muy al contrario, su incremento va necesariamente aparejado a los exigentes objetivos de descarbonización de la UE, ahora adelantados a 2030, frente a la anterior meta situada en 2050. Una transición ecológica tan acelerada y ambiciosa sólo puede tener un alto coste, en forma de altos precios energéticos y mayores impuestos, del que muchos europeos aún no son conscientes.