
El precio mayorista de la electricidad sigue encadenando hitos, al llegar ayer a los 114 euros por megawatio. Ese récord será tan efímero como los anteriores debido a que hoy mismo quedará superado. Resulta así cada vez más patente la inutilidad de las medidas tomadas por el Gobierno para frenar los encarecimientos.
La propia vicepresidenta Ribera reconoció que no esperaba nada de la rebaja al 10% del IVA que grava la tarifa de la luz. Anteriormente, el Ejecutivo decretó la reducción de las retribuciones a las centrales nucleares y a las plantas eólicas y solares, pero sus efectos también son nulos.
El problema real, relacionado con el modo en que la tarifa regulada por el Estado (el PVPC) se ve afectada por la volatilidad del mercado mayorista, no se ha abordado. Es por ello que las eléctricas españolas abogan por romper la completa vinculación que ahora existe entre el precio diario de la energía, registrado en el pool y la tarifa regulada. Es una propuesta en línea con lo que ya hacen otros países europeos. En ellos, como en España, existe un mercado marginalista capaz de encarecer la energía obtenida con las fuentes más baratas. Sin embargo, su tarifa regulada se rige por un horizonte temporal más amplio y no es tan volátil.
Es cierto, como dice el Gobierno, que el funcionamiento actual del PVPC obedece al mecanismo diseñado por el PP. Pero también lo es que el actual Ejecutivo dispuso de muchos meses para cambiarlo en los que las expectativas sobre la cotización de la energía eran mucho más moderadas. Ahora, con los precios del gas y los derechos de emisión del CO2 en máximos, lo que se refleja en el mercado de futuros de la energía, ni siquiera este cambio en el PVPC sería actualmente efectivo.