
A punto de cerrarse la primera mitad de 2021, puede ya afirmarse que se equivocaron quienes vieron en la banca europea a uno de los grandes damnificados de la epidemia.
Al contrario, los inversores le brindan su confianza hasta el punto de que el 50% de las entidades ya cotizan en un nivel igual o superior al que presentaron en febrero de 2020. Es un merecido premio a la resistencia que mostraron frente a la crisis, pese a situarse en primera línea para combatir sus efectos. Las entidades no sólo mantienen aún a raya los impagos y registran crecimiento en ámbitos vitales de su negocio, como las hipotecas. Más importante todavía es el hecho de que se producen mejoras incluso en su tradicional talón de Aquiles: la rentabilidad.