
Ocho meses de interinidad institucional en Cataluña llegan a su fin con la investidura del presidente Pere Aragonès. ERC y Junts alcanzaron su pacto pese a la hostilidad que separa a sus líderes, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, y además, el nuevo Govern incorporará algunos perfiles de carácter más técnico.
Con todo, nada apunta a una etapa de mayor moderación. Al contrario, los independientes incorporados a la Generalitat proceden de las filas del independentismo. Más claras aún resultan las intenciones de Aragonès tras escuchar su discurso reclamando la amnistía para los presos del 1-O o insistiendo en un referéndum de autodeterminación. El terreno está así allanado para que la tensión siga dominando la vida política y económica en Cataluña.