Las escenas de celebraciones callejeras, tras expirar el segundo estado de alarma, delatan la preocupante ausencia de instrumentos de control con la que las autonomías llegaron a este escenario.
Sorprende que el Gobierno desaprovechara la oportunidad de reformar la Ley de Medidas Especiales de Salud Pública, una norma de 1986 amparándose en su optimismo sobre el avance de la vacunación (de hecho, el presidente Sánchez da por hecho que la inmunidad se alcanzará en "100 días"). En su lugar, las autonomías sólo tienen el recurso al Supremo para avalar nuevas medidas anti-Covid, pero el Tribunal aún puede demorar su respuesta a la semana próxima. Se pierde así un tiempo muy valioso a la hora de atajar una nueva oleada del virus que vuelve a amenazar la recuperación.