
El regreso de la inflación a eurozona es un hecho innegable una vez que el IPC alemán se situó el mes pasado en el 1,6% interanual.
Se trata de un fenómeno global, pero con consecuencias muy dispares según el área que se considere. No cabe esperar grandes perjuicios en EEUU o en China, países cuya recuperación es notable desde finales del pasado verano. En los países europeos, sin embargo, la situación es diametralmente opuesta debido al decepcionante comportamiento de su PIB tras la recesión de 2020. La manifiesta debilidad de la economía se enfrenta así a un obstáculo añadido, como es un alza de precios rápida e intensa capaz de deprimir en mayor medida la demanda interna, restar competitividad y lastrar aún más la recuperación.