
La banca española ha llegado a 2021 en mejor estado de lo previsto. La gran amenaza que la actual crisis le planteaba, la llegada de un aluvión de impagos, no se ha producido y, de hecho la morosidad ha descendido.
Es más, la prórroga de los créditos avalados por el ICO le han dado al sector un colchón de cerca de 15.000 millones. No es ése el único viento de cola del que puede beneficiarse el sector en este año. La llegada de los fondos europeos también tendrá impacto en esta actividad, pero aún más importante se antoja el efecto de las ayudas a pymes y autónomos a través de transferencias directas y créditos participativos. Ése sería el cortafuegos más efectivo para evitar quiebras de empresas y, con ellas, los impagos crediticios.