
El asalto al Capitolio apenas afectó a las bolsas. Es un comportamiento previsible considerando las razones que sustentan la calma de los inversores. Por lamentable que fuera el episodio, resulta exagerado equipararlo a un golpe de Estado que pudiera desestabilizar el sistema político de EEUU.
Es más, el asalto será totalmente incapaz de descarrilar las bases sobre las que se sustenta la recuperación de su economía. La expansión cuantitativa de la Fed continúa, y a ella pueden sumarse, en los próximos meses, más estímulos fiscales tras el refuerzo de los demócratas en el Senado y la mano tendida de una parte de los republicanos. Si a ello se suma la posible demora en las alzas fiscales que Biden planea, no hay razón para ver en riesgo al gran motor del PIB global.