El Gobierno liberará el recibo de la luz que pagan los consumidores de una gravosa carga aún pendiente. Se trata de los incentivos que, en el pasado, se concedieron para fomentar el desarrollo de las energías renovables en nuestro país.
El Ejecutivo da así un paso reivindicado durante años por el sector eléctrico, en el que eran numerosas las protestas por la inequidad con la que se repartían los costes de la transición ecológica. La factura de la luz absorbe el grueso de los gastos; mientras, paradójicamente, los consumidores de otras fuentes de energía más contaminantes, en especial carburantes y gas, apenas aportaban. A partir de ahora, contribuirán en mayor medida con la creación de un fondo específico, nutrido con un recargo sobre el consumo de esos productos, a los que se aplicará la ya conocida fórmula del céntimo verde. De este modo, la factura de la luz se verá liberada de un coste de 7.000 millones, lo que equivale a una rebaja del 13% en los próximos cinco años. La transición ecológica se atendrá así en nuestro país al principio que defiende que "quien más contamina es el que más paga". Pero, además, España pasará de soportar uno de los costes energéticos más altos, en promedio, de toda la UE a contar con precios que se sitúan entre los más competitivos de la Unión. Se trata de un evidente beneficio no sólo para los hogares sino especialmente para la industria.
España dejará de verse lastrada, por el alto precio de su recibo de electricidad, con respecto al resto de la UE
Este sector, además, se verá también impulsado por la aprobación del Estatuto del Consumidor Electrointensivo, que ayer recibió luz verde, lo que pone fin al gran retraso acumulado desde abril de 2019. Un precio de la energía realmente competitivo es lo que la industria, y el conjunto de la economía, necesitan para superar la crisis