
Las prórroga en el diálogo para evitar un Brexit duro que la UE y Reino Unido se conceden no implica que se superara el gran escollo actual del debate: las reglas de competencia entre las dos partes.
Es un punto de suma delicadeza ya que dirimirá hasta qué punto Londres se alinea con las reglas comunitarias en materia comercial, fiscal y laboral. Son aspectos medulares de la soberanía de cualquier país sobre los que Boris Johnson prometió que no habría cesiones. Sin embargo, una de las previsiones básicas del premier ya fracasó. La ardua negociación del Brexit no erosionó a la UE y ésta aún aparece con un bloque cohesionado capaz de impedir que a sus puertas se constituya una nueva Singapur capaz de hacer dumping al mercado europeo.