
El parlamento Europeo votará la próxima semana las enmiendas 165 y 171. Si se aprobaran, comprometerían el sector de la alimentación, su progreso e innovación. Ante esta regulación y por primera vez en el sector de la alimentación plant-based en España, empresas cárnicas, ONG, start-up 100% plant-based y multinacionales, han decidido sumar esfuerzos para trasladar a los eurodiputados su preocupación.
Ambas enmiendas regularán diferentes denominaciones de alimentos y restringirán de forma exclusiva conceptos como "hamburguesa", "salchicha" o "alternativa al queso". Pretenden imponer unas limitaciones a todos los niveles a unos productos ya consolidados en el mercado, incluso si estas denominaciones van acompañadas de una referencia clara a que su base es vegetal. Se prohibiría etiquetar un producto como "hamburguesa vegetal" o "alternativa vegetal al queso".
Hace años que España es un referente en producción, elaboración y transformación de alimentos. Actualmente, el sector agroalimentario es un referente en exportación y resulta clave para el desarrollo económico ante retos que el país debe afrontar: la dependencia del sector servicios, la despoblación de zonas agrarias y el reequilibrio territorial. Ante estos desafíos, la producción de alimentos análogos o alternativos a la carne ayuda a fortalecer y diversificar el sector primario.
El desarrollo de nuevos alimentos es una virtud para la economía. Muchas empresas y grupos de nuestro sector tradicionalmente cárnico han lanzado y desarrollado productos análogos a los tradicionales cárnicos a base de proteína vegetal, con denominaciones como "hamburguesa", "burger" o "salchicha". Todo, con una presencia consolidada en los lineales del sector distribución y restauración, que han visto como ha existido una clara fidelización a estos productos. De aprobarse la enmienda 165, algunas propuestas para sustituir los términos hamburguesa o salchicha serían disco o cilindro vegetal. Estas enmiendas abogan por intentar proteger al consumidor de ser confundido con estos etiquetados. Pero las evidencias demuestran lo contrario. De etiquetarse disco o cilindro vegetal en lugar de "hamburguesa vegetal", según el estudio "Nomenclatura de los alimentos de origen vegetal", el 89% de los españoles declara que no sabría lo que compran.
Que grandes compañías de alimentación hayan dado el paso de producir productos de proteína vegetal evidencia que hay un segmento próspero. Muchas cadenas de distribución y restauración apuestan también por una convivencia en los lineales y menús. Todo su conocimiento y experiencia sectorial junto a la creciente demanda y la innovación creada por nuevos agentes en el sector asegura la prosperidad del sector alimentario español. Además, esta producción de alimentos refuerza la sostenibilidad y contribuye a reducir la huella de CO2; en total concordancia con la estrategia de la Comisión Europea "De la granja a la mesa".
Productores, clientes y consumidores han posibilitado que existan nuevos productos que pueden generar nuevos puestos de trabajo de producción e incluso de cultivo de materias primas de proximidad, posibilitando el desarrollo económico de zonas de España en despoblación gradual. Con el contexto de crisis económica actual y con las consecuencias aún presentes de la anterior, es una oportunidad única facilitar el desarrollo de nuevos alimentos y fortalecer el sector primario en toda su totalidad.
Es el momento de transferir confianza y estabilidad al sector alimentario, pilar fundamental de la recuperación. Cabe mencionar el impacto negativo al que se expondría a otra industria clave en el país con la enmienda 171, como son los alimentos de origen vegetal. Esta enmienda limitaría severamente la denominación de alternativas a productos lácteos al prohibir términos como "alternativa al queso" o "sustituto de la mantequilla". El uso de términos asociados con lácteos ("leche de avena" y "queso vegano") ya está prohibido por el Reglamento 1308.
La enmienda 171 prohibiría incluir información ecológica en envases y los consumidores desconocerían el nivel de huella de carbono de un producto. Esta decisión se opone a la tendencia poblacional, cada vez más preocupada por el medio ambiente y vinculada a un consumo responsable. El Parlamento prohibiría también la inclusión de información sobre salud en el etiquetado (p.e., 'contiene la mitad de grasa' o 'alternativa sin lactosa'). Solo en España, 1 de cada 3 personas no toleran la lactosa, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.
Esta enmienda contradice la estrategia "De la granja a la mesa" y la política progresiva de la UE en materia de sistemas alimentarios sostenibles y saludables. Es contraproducente e injusta: vulnera el principio de proporcionalidad, genera inseguridad jurídica, atenta contra la protección del productor y del consumidor y, en definitiva, abre la puerta a un debilitamiento de esta industria y, por tanto, de la economía.
Empresas y sociedad civil han unido fuerzas para defender el segmento de alimentos de origen vegetal y contribuir al desarrollo económico. Se pide a los eurodiputados que consideren esta posición y rechacen o reformulen los textos de las enmiendas 165 y 171 permitiendo el etiquetado de estos productos como "hamburguesa", "burger", "salchicha" o "alternativa al queso".