
Felipe VI inauguró la Barcelona New Economy Week en un acto en el que la Generalitat protagonizó un nuevo desplante. El president en funciones, Pere Aragonès, quiso justificarse con el endeble argumento de que la "la economía no entiende de símbolos del pasado". Frente a la negación de la realidad de Aragonés, contrasta aún más el unánime respaldo al Rey de las principales empresas y patronales consultadas por elEconomista.
No sólo la consideran un pilar de la estabilidad institucional que toda economía de mercado requiere; también resaltan su compromiso directo con la internacionalización de las firmas. Muy lejos de ser un "símbolo del pasado", la Monarquía parlamentaria sigue siendo un motor clave de la economía española.