
La Audiencia Nacional ve indicios suficientes contra Pablo Iglesias como para considerarle sospechoso del delito de presentar una denuncia falsa, en el marco del caso Dina. Hay pruebas sólidas para imputar a Iglesias y, si aún no lo está, se debe sólo a que su condición de aforado obliga a que el Supremo realice ese trámite, como ya solicita el juez de la Audiencia.
En otras palabras, el líder de Podemos está a las puertas de que se abra una causa penal contra él. En parecidas circunstancias, no dudó en reclamar a sus rivales políticos que dimitieran de forma inmediata. Iglesias no puede autoexcluirse de su propia exigencia de ejemplaridad y debe dejar su actual cargo hasta que sus responsabilidades se aclaren ante el juez.