
La investigación en cáncer no se puede parar porque ha salvado y salva decenas de miles de vidas al año. No se puede parar porque el cáncer es ya uno de los principales problemas sociosanitarios del mundo: el año 2018 se diagnosticaron más de 18 millones de casos nuevos, se produjeron 9,5 millones de muertes relacionadas con esta enfermedad y se estima que, en el año 2030, el cáncer será la principal causa de muerte en todo el mundo. En España, se diagnostican más de 275.000 casos nuevo al año y mueren más de 300 personas cada día.
Gracias a la investigación, el índice de supervivencia media ha pasado del 25% en los años 50 a un 57% actual en los cánceres más frecuentes. Este avance en la supervivencia ha supuesto salvar decenas de miles de vidas al año, y por esta razón no podemos parar de investigar ahora.
Todos somos conscientes de que vivimos momentos de gran incertidumbre. La pandemia mundial provocada por la COVID-19 está impactando en todos los ámbitos de nuestra vida, y de forma muy directa, en la investigación, un área históricamente poco apoyada en nuestro país. La investigación en cáncer se ha paralizado como consecuencia de esta pandemia, tanto la investigación básica en los laboratorios como la investigación clínica desarrollada por los servicios hospitalarios. Paradójicamente, si algo hemos aprendido de este período que estamos viviendo es, sin ninguna duda, el valor de la ciencia para hacer frente a la enfermedad. Un aprendizaje que debemos aplicar a la investigación en cáncer porque esta paralización tendrá un impacto generacional importantísimo y afectará a los pacientes. Tenemos que ser capaces de aterrizar, desde este mismo momento, acciones específicas de apoyo a la investigación en cáncer para seguir salvando vidas en un futuro inmediato.
En España, la inversión global en investigación respecto al PIB continúa siendo muy inferior a los países de nuestro entorno. En el caso concreto de la investigación en cáncer, el crecimiento en la financiación en los últimos diez años procede casi en su totalidad de la inversión privada y de la filantropía. Impulsar la investigación en cáncer, que no se puede parar en ningún caso, no solo pasa porque Asociaciones como la nuestra sigan apoyando la investigación.
La investigación oncológica necesita un Plan Nacional de Investigación en Cáncer liderado por el Gobierno de España que debe duplicar la inversión realizada en los últimos diez años si queremos seguir aumentando la supervivencia y alcanzar el reto europeo del 70% en 2030. Un Plan para establecer un entorno estable que permita al investigador realizar su trabajo con una financiación continuada; para retener y atraer talento investigador para que los líderes de la investigación en cáncer en España tengan continuidad; para ajustar la investigación a las necesidades de los pacientes; para favorecer la realización de ensayos clínicos no comerciales y, en definitiva, para acercar los resultados de la investigación a todos los hospitales de nuestro país, para que todas las personas con cáncer tengan las mismas oportunidades de acceso a los diagnósticos y tratamientos.
La ciencia nos convierte en un país competitivo y es indispensable para salvar vidas
Por todas estas razones, desde estas líneas hacemos un llamamiento para que España tenga este Plan Nacional de Investigación en Cáncer. Para impulsarlo, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y la Asociación de Investigadores en Cáncer (ASEICA), hemos entregado las firmas de 660.000 personas, entre ellas las de la comunidad científica que trabaja en investigación en cáncer, apoyando esta petición al Ministerio de Ciencia e Innovación. Confiamos que los campos de investigación contemplados en la Estrategia I+D+I aprobada recientemente por el Gobierno de España sean suficientes para alcanzar el 70% de supervivencia en el año 2030.
Que no se pare la investigación en cáncer depende de que cambiemos nuestra mentalidad como país y veamos en la ciencia un modelo viable para ser competitivos, pero, sobre todo, una vía indispensable para seguir salvando vidas.