
Poco más de dos semanas quedan para que termine la prórroga concedida a la vigencia de los Ertes por fuerza mayor, ligados a la crisis del Covid. Pese a lo estrecho de los plazos, y al gran número de trabajadores aún sujetos a estos expedientes, lo cierto es que domina una total incertidumbre sobre su situación pasado el 30 de septiembre.
Es conocida la intención de Trabajo de aceptar otra prórroga sólo hasta diciembre y sectorializada. Únicamente se beneficiarían las actividades más afectadas por las restricciones que la prevención del Covid exige. Es una decisión que entre los economistas se ve razonable, para evitar que empresas inviables se mantengan artificialmente en pie. Sin embargo, falta lo más importante: definir con claridad qué sectores podrán acogerse a la prórroga más allá de etiquetas tan generales como "empresas turísticas" o de "ocio". Como la patronal avisa, hay muchas firmas que no entran estrictamente en esas categorías pero que se ven también afectadas de lleno por las restricciones de la epidemia. Es urgente que conozcan si dejarán de contar con la opción de los Ertes de fuerza mayor, para que puedan explorar otras alternativas. El recurso un Erte ordinario por causas económicas no es rápida, dado que requiere una negociación supervisada por la Inspección de Trabajo. Los Ertes de rebrote presentan también importantes restricciones. Tampoco, en cuanto a los Ertes de fuerza mayor que sí se prorroguen están claros las nuevas condiciones de su financiación.
En dos semanas, muchas empresas pueden verse privadas del recurso a estos expedientes con carácter de fuerza mayor
Ante este panorama, carente de una mínima hoja de ruta, no puede sorprender que muchas firmas no vean otra opción viable a partir de octubre que recurrir a los despidos masivos.