
El tuit de Charles Michel lo anunciaba a las cinco y media de la madrugada. "Deal!". Y la euforia se desató en la cumbre, tal vez porque todos han preferido aparcar los verdaderos motivos de esta movilización de dinero: una pandemia que se ha llevado por delante cientos de miles de vidas. Escuchando esta mañana a Pedro Sánchez exhibir su triunfalismo por lo conseguido ("un hito y una de las páginas mas brillantes de la historia de la UE"), cualquiera diría que el virus y sus consecuencias han sido un maná caído del cielo para España.
Pero no lo son, aunque nuestro país se lleve una parte considerable del Fondo de Recuperación y Resiliencia. El problema para los ciudadanos españoles serán los gestores que hagan uso de ese caudal de dinero, y a qué se dedicará. En directo | Sigue todas las reacciones al acuerdo histórico de la UE.
El club europeo se endeudará por primera vez para financiar un plan de estímulo, pero cabe preguntarse quién lo pagará en última instancia. El primer ministro holandés, Mark Rutte, y los países de la cofradía del puño cerrado no han conseguido evitar ese endeudamiento al que se oponían, aunque logran un buen pellizco gracias a los descuentos en su contribución al presupuesto de la UE.
En la calle hoy se verán las mismas caras tapadas con mascarillas de ayer, pese a la importancia de lo acordado, y los más inquietos se preguntarán cuándo llegarán los 140.000 millones que recibe España a los comercios, a las pymes, a las empresas y familias, y de qué forma. Cuando esté disponible es posible que muchos hayan cerrado, porque va a ser difícil explicarle al dueño de un bar que no puede ya levantar la persiana porque no tiene un solo euro en la caja, que hay que esperar hasta 2021 para recibir su parte de los fondos.
El capítulo de las condiciones que se van a imponer para recibir las transferencias era la clave de bóveda
El capítulo de las condiciones que se van a imponer para recibir las transferencias era la clave de bóveda de este asunto de la reconstrucción. Y España tendrá que hacerlas. El tiempo dirá si afectan al gasto en pensiones, a la subida de impuestos al consumo, al salario de los funcionarios o si cerrarán la puerta definitivamente a la derogación de la legislación laboral del PP. Cuando a Sánchez le han preguntado por sus acuerdos políticos para cargarse la reforma laboral ha dicho que la agenda de la UE y la de España están "en plena sintonía". Pero el gasto público no puede desbocarse, mucho menos con un déficit ya excesivo y una caída sobrecogedora del PIB.
Habrá reformas, y habrá un mecanismo para vigilarlas aunque no sea el más inflexible que pedía el controlador Rutte. El "freno de emergencia" examinará esas reformas y elevará las decisiones al Consejo Europeo en caso de que no se lleven a cabo, aunque la victoria de España en este aspecto es que la decisión se aplicará con mayoría cualificada y no por unanimidad, lo que daría a Holanda y los demás "tacaños" el derecho de veto para las transferencias de dinero.
"Como el presidente crea que esto es un cheque a sus políticas estará completamente equivocado y nos arrastrará a todos al desastre"
Sánchez aquí, como es su costumbre, ha cogido el asunto por el lado que le interesa: "Lo que perjudicaría a España es no haber llegado a un acuerdo". Y es cierto, pero como el presidente crea que esto es un cheque a sus políticas estará completamente equivocado y nos arrastrará a todos al desastre. Por el momento, en su comparecencia de madrugada ya ha dejado caer en varias ocasiones que parte de el dinero que llegará de Bruselas se dedicará a "las transformaciones que el país necesita en el futuro", el cajón ideológico donde caben los planes de legislatura armonizados con su socio Pablo Iglesias: ley educativa, agenda digital y planes medioambientales. Y de apoyar la reconstrucción del tejido productivo destrozado por el encierro obligatorio durante meses, ya iremos hablando...
Las medallas cuelgan ya de algunas pecheras acostumbradas a magnificar escenográficamente los momentos cumbre de su mandato. Pero los que hoy pueden presumir de lo conseguido son Merkel y Macron, los verdaderos artífices de lo que ha ocurrido y no la vigilia de varios días de la que tantas veces ha presumido Sánchez ante los periodistas. Ellos dos anunciaron el 18 de mayo lo que hoy ha ocurrido: la UE se endeudaría para poder aportar 750.000 millones de euros a los países más dañados por el virus, en transferencias y créditos. Y salvo el baile de dinero arriba o abajo en ambos conceptos (no son lo mismo 500.000 millones que 390.000 en cheques sin obligación de devolución), lo clavaron.