Opinión

La 'Vox' de Sánchez y el cambio imposible

El partido de Santiago Abascal se ha convertido en el mejor aliado de Sánchez para mantenerse en Moncloa

Lo sabemos todos, menos los directamente implicados que, como dicen de los cónyuges engañados son los últimos en enterarse. Quizás por eso ha tenido que salir a la palestra Narciso Michavila, el presidente de la empresa demoscópica GAD3 y uno de los más prestigiosos especialistas del sector para asegurar que "mientras haya tres marcas a la derecha del PSOE, gobernará Sánchez".

Una constatación, más que una profecía, que el máximo responsable de la demoscópica con mayor índice de aciertos en los pronósticos electorales de todos los últimos comicios, explica recordando que "en abril lo avisé y lo vuelvo a avisar: con el sistema electoral español, que el tamaño medio de circunscripción es de seis, mientras haya tres marcas a la derecha, gobierna Sánchez".

El partido de Abascal es el caballo de Troya del 'sanchismo' en el centroderecha

Algo que, a diferencia de los equipos de dirección de esas tres marcas, si tienen muy claro en La Moncloa, y en concreto Iván Redondo, el mentor de un presidente del Gobierno que ha encontrado en Vox su mejor aliado, aunque les pese, y que por eso insiste tanto en identificar al partido de Abascal con la derecha extrema, activando así los timoratos escrúpulos del Partido Popular y de Ciudadanos, para evitar un acuerdo o una integración de esas tres fuerzas constitucionalistas que fue la que propició las mayorías absolutas de Aznar y de Mariano Rajoy.

Y los números cantan. Con los datos del último Electopanel, del pasado 18 de julio, El PSOE recupera los registros de las generales de noviembre con el 27,5% de los votos y 120 escaños, beneficiándose de la caída de Unidas Podemos que estaría a punto de perder el 10% de los sufragios y quedaría con sólo 25 escaños.

Si embargo, el PP de Pablo Casado no consigue rentabilizar la pérdida de votos y de diputados de Vox y Ciudadanos, y quedaría con el 23,4% de los votos y sólo 100 escaños. Es decir que sólo cuatro puntos de diferencia en los sufragios se traducen por efectos de la Ley D'Hondt en 20 diputados más en el Congreso para el PSOE de Pedro Sánchez.

Los estrategas de La Moncloa persisten en la estrategia de divide y vencerás para evitar una integración del centroderecha que fue la que propicio las mayorías absolutas de Aznar y de Rajoy

Pero si a la intención de voto del PP le añadimos el 14,5% de Vox y el 7,5% de Ciudadanos se alcanzarían el 45,4% de sufragios que, aplicando la misma regla electoral, se traducirían en 194 escaños, 19 por encima de la mayoría absoluta y 35 más de lo que conseguirían por separado.

Pero, incluso excluyendo de la posible unión o coalición a los naranjas de Arrimadas, la suma de votos de populares y de Vox alcanzaría el 37,9% con un resultado de 161 escaños, a los que habría que añadir los dos de Navarra Suma y el de Foro Asturias. En total 163, a sólo 13 de la mayoría absoluta, que son los escaños que mantendría Ciudadanos y que tendría muy difícil vender sus votos a Sánchez y a los populistas e independentistas de la coalición Frankestein.

Si PP, Vox y Ciudadanos fueran juntos la suma de votos se traduciría en 194 escaños, 19 por encima de la mayoría absoluta

Estos son números, que como el algodón no engañan, y que avalan la predicción de Michavila y su aviso a navegantes. Unos pilotos y marineros que deberían remar juntos en el mismo barco en lugar de competir, mientras los estrategas de La Moncloa persisten en esa estrategia de divide y vencerás o dividir para reinar que en política y psicología se define como la estrategia de ganar y mantener el poder mediante la ruptura en piezas de las concentraciones más grandes, que tienen individualmente menos energía.

Y al hilo de esto, una precisión. Que no es mía, sino de Rafael Vera, el que fuera secretario de Estado de Seguridad con Felipe González y socialista militante, quien explicaba recientemente que "la derecha de Blas Piñar no tiene nada que ver con Vox. Blas Piñar quería la involución y Vox es un partido demócrata que respeta la Constitución". Pues si esto es así resulta aún más difícil de entender que sigan haciendo la guerra por su cuenta y siendo, sin quererlo, el caballo de Troya del sanchismo en el bloque del centroderecha.

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