Leo con cierta asiduidad lo que se escribe sobre el Covid-19, incluidas las aportaciones, generalmente en forma de entrevista, de diferentes científicos que se ocupan de esos asuntos biológicos. Sus opiniones están a menudo tan distanciadas entre sí que, la verdad, como lector que soy me armo un lío.
Y es que, probablemente, las cosas no están nada claras en esas alturas de la ciencia. Por ejemplo, ¿por qué algunas personas se infectan con facilidad y otras no? ¿Por qué algunas padecen la enfermedad de forma asintomática? Hace unos días leí la opinión de un científico que aseguraba que las personas tenían mayor o menor resistencia frente al virus chino según cuál fuera su RH y, para más inri, decía que los más resistentes eran los RH 0 y más débiles los RH A, y como quien esto escribe tiene un RH A, pues me entró más miedo p'al cuerpo.
La solución definitiva para el virus sigue estando rodeada de gran confusión
Según el catedrático de la Complutense y ex rector de la Menéndez Pelayo César Nombela, responder a estas cuestiones hoy dudosas llevará algún tiempo, aunque las primeras respuestas comienzan a aparecer, pues -siempre según él- las variaciones de secuencias en determinada región del cromosoma 3 determinan una mayor susceptibilidad a la infección en sus formas más graves.
Otras cuestiones que no están resueltas, según Nombela, se relacionan con la propia evolución genética del virus. Con más de 60.000 estirpes del virus SARS-CoV-2 aislados y secuenciados en todo el mundo, se identifican seis linajes que se han ido estableciendo en distintos lugares. No parece que ninguno de ellos sea más virulento que los otros.
Se dice, y a mi juicio con razón, que una de las cuestiones relevantes de esta pandemia es determinar si las personas infectadas pero asintomáticas desarrollan una inmunidad permanente. Un reciente estudio salido de un equipo multidisciplinar del Instituto Karolinska (Estocolmo) parece haber confirmado que el SARS-CoV-2 provoca respuestas robustas de células T de memoria similares a las observadas en el contexto de otras vacunas. Miles de individuos en la fase de convalecencia después de Covid asintomático fueron rastreados después de regresar a Suecia desde áreas endémicas, principalmente del norte de Italia, y exhibieron respuestas robustas de células T con memoria meses después de la infección, aun en ausencia de anticuerpos. Vamos, que sí se mantendrán inmunes durante mucho tiempo.
Según este estudio, se ha subestimado el grado de inmunidad de la población, y ello porque las respuestas de anticuerpos no son detectables en todos los pacientes, especialmente en las formas menos graves del Covid.
En cuanto a la "solución definitiva", es decir, a la vacuna o vacunas, las noticias son igual de confusas en cuanto a la marcha de las investigaciones y las pruebas realizadas. El ministro de Ciencia, Pedro Duque, opinaba no hace mucho que la vacuna estaría disponible muy probablemente al inicio de 2021. Por otra parte, llegan noticias de que el Gobierno chino ha ordenado vacunar a todo el Ejército, aunque lo que diga aquel Gobierno haya que ponerlo siempre en cuarentena. De Oxford y también desde alguna farmacéutica norteamericana nos llegan mensajes tan prometedores como imprecisos.
En fin, a esperar. Tengamos fe en la ciencia. ¿En qué íbamos a tener fe, si no?