
Hace semanas que los analistas dieron por perdida la inminente temporada de resultados empresariales. Descuentan caídas del beneficio superiores al 40% en EEUU y la UE y prefieren concentrarse en las expectativas económicas del segundo semestre.
Sin embargo, en países como España conviene ser cauteloso. Son varios los indicadores que muestran la fuerza con la que el confinamiento minó el consumo. El más reciente refleja una caída del crédito destinado a ese fin del 80% en abril. Más preocupante resulta que en plena desescalada (junio) las ventas del comercio minorista bajen aún un 70%. La reactivación de la demanda interna ya se revela muy difícil y el deterioro de la economía hasta final de año, y los posibles rebrotes amenazan con lastrarla aún más.