
Las patronales de la hostelería, distribución y alimentación son unánimes cuando rechazan la propuesta formulada por el gobernador del Banco de España de una subida del IVA. Desde el inicio, conviene poner en contexto lo que Pablo Hernández de Cos dijo en la Comisión de Reconstrucción.
Lejos de abrir un debate nuevo o exótico, el gobernador se refirió a la ya conocida menor capacidad recaudatoria que el sistema fiscal español presenta respecto a la media europea, un fenómeno del que el rendimiento del IVA es responsable en casi un 40%. Pero no se trata de una mera comparación entre los tipos impositivos de nuestro país y los propios de otros Estados. La cuestión radica, como Hernández de Cos, subrayó en que España cuenta con un repertorio más amplio de productos sujetos al gravamen reducido o superreducido de este tributo indirecto. El Gobierno aún amplió más estas categorías reduciendo el IVA cultural al 10% en 2018. En los últimos años, por tanto, no se dio ningún paso para resolver el problema y es razonable la llamada del gobernador a abordarlo "en el medio plazo". Esa salvedad temporal es ahora crucial, ya que actividades tan dañadas por la actual crisis como la hostelería y el turismo están gravadas con el tipo reducido del IVA. Es más, toda la economía española afronta un desafío histórico, en puertas de sufrir la mayor recesión del mundo en 2020, con una caída del 12,5% (en línea con la realidad que el propio Banco de España previó ya en mayo).
El temor de los sectores hostelero comercial a posibles cambios en el régimen del IVA están ahora justificados
El régimen del IVA necesita revisiones ante su falta de eficiencia, pero resulta obvio que, en este contexto, no deben precipitarse cambios opuestos a los que se toman en otras partes de Europa, y que dañarían más al consumo.