
El nombramiento de José Montilla y José Blanco y de Cristóbal Gallego hará que la mitad de los consejeros de Enagás sean expolíticos. Se trata de un alto número incluso para un sector semi-regulado.
Sin duda, resultaría demagógico condenar por principio, como Podemos hizo hasta ahora, las puertas giratorias hacia el sector privado, tras dejar un cargo público y cumplida la normativa de incompatibilidades. De ese modo, sólo se imposibilitaría la captación de talento por parte de las Administraciones. Ahora bien, sí cabe cuestionar la nociva politización que suponen los fichajes promovidos por instituciones vinculadas al Gobierno (la Sepi en los casos más recientes de Enagás), sobre todo, cuando benefician a personas sin relación directa con el sector energético.