Opinión

Un debate demasiado crispado con Nissan

Instantánea de la planta de Nissan en Barcelona

El secretario general de Industria, Raül Blanco, fue contundente al avisar a Nissan de la factura que supondría cerrar su actividad en Cataluña.

 Habló de 1.000 millones en costes laborales, a los que sumaría el desprestigio de la marca. La estrategia de Industria es comprensible ya que busca minimizar daños, evitando una salida rápida de Nissan. Si el fabricante nipón permaneciera uno o dos años más, habría tiempo para preparar el desembarco de una de las marcas chinas que el Ministerio sondea y aprovechar así el atractivo de estas factorías (que ya trabajan con vehículos eléctricos). Ahora bien, la experiencia muestra que es preferible que las negociaciones con multinacionales, para llegar a buen término, se conduzcan evitando las amenazas por ambas partes.

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