
Es una ley fija de la política y la economía: no hay ninguna crisis tan grave que la Unión Europea no pueda encontrar la manera de empeorarla un poco. Esta semana, la UE está liderando los esfuerzos para crear el llamado "fondo común voluntario de patentes" que suspendería las normas de propiedad intelectual para que una vacuna o un fármaco para combatir el Covid-19 se pueda desplegar rápidamente en todo el mundo. Al mismo tiempo, organizaciones benéficas como Oxfam lideran una campaña para una Vacuna del Pueblo y economistas de tendencia izquierdista argumentan que no se debería permitir que las empresas dejen de poner los tratamientos a disposición de todo el mundo. Las personas dice su argumento, deben anteponerse a las ganancias.
Eso es una locura. En realidad, deberíamos aumentar los incentivos para encontrar vacunas y medicamentos para combatir el virus, no reducirlos. Claro que va a ser un reto hacer llegar esos tratamientos a todo el mundo, pero podemos arreglarlo con inversión y ayuda. Los incentivos funcionan, y cuanto más rentable sea curar el Covid-19, más probabilidades tendremos de obtener el resultado que queremos.
Cuanto más rentable sea curar el Covid-19 más opciones habrá de encontrar la vacuna
Queda por ver si podemos conseguir una vacuna que funcione contra el Covid-19. Más de cien están en desarrollo en todo el mundo, y hay una posibilidad de que al menos una de ellas funcione. Aunque no sea 100% efectiva, el 80/90% sería un gran paso adelante en el control de la epidemia y en la vuelta a la normalidad del mundo. Sin embargo, a medida que la ciencia avanza, los políticos ya amenazan con tomar el control. Cualquier laboratorio que logre el objetivo podría ser nacionalizado en un abrir y cerrar de ojos.
Cierto, podría haber un problema con la disponibilidad de los medicamentos cuando los obtenemos. Pero la solución es seguramente hacer que haya suficiente financiación y ayuda disponible, e invertir en la mejora de las plantas de vacunas, como ya está haciendo Reino Unido. De hecho, las vacunas no suelen ser prohibitivamente caras para los estándares de la atención médica. La vacuna más cara que se usa comúnmente es Gardasil, que protege contra el VPH, y puede costar más de 400 libras por tres inyecciones. La mayoría de las vacunas como la MMR están en el rango de 20 a 30 libras. Si se toma un precio medio de digamos 100 libras por inyección, se podría inocular a todo Reino Unido por alrededor de 6.500 millones. Si países como Sudáfrica o Pakistán tuvieran problemas con el coste, los presupuestos de ayuda mundial podrían movilizarse fácilmente para cubrirlo. A todos nos interesa vivir en un mundo libre de Covid-19.
Necesitamos recordar que los incentivos funcionan. En realidad, deberíamos hacer que el descubrimiento de una vacuna o un fármaco eficaz sea más lucrativo, no menos. ¿Cómo? Hay tres lugares donde podríamos empezar.
Primero, los gobiernos de todo el mundo deberían comprometerse a comprar una vacuna a precios de mercado y en volumen, con programas de ayuda para cualquier país en desarrollo que vaya a tener dificultades para pagarla. La mayoría de los países van a querer inocular a toda su población. Si sabe que habrá un pedido milmillonario esperándole, todo la industria farmacéutica invertira para aprovecharlo. A continuación, ¿qué tal un premio? Paul Romer, el ganador del Nobel de economía de 2018, y alguien que parece saber mucho más sobre el tema que Stiglitz, ya ha pedido un galardón de 1.000 millones de dólares para esre ámbito. Los premios tienen una historia decente de resolver rompecabezas científicos: el gobierno británico utilizó uno en el siglo XVIII para resolver el problema de la longitud en la navegación marítima, y más recientemente Netflix utilizó uno para crear un algoritmo que prediga qué películas nos gustaría ver. ¿Un premio de 10.000 millones de dólares financiado globalmente para una vacuna? ¿Por qué no?
Por último, tal vez deberíamos empezar a pensar en una patente ampliada. Si la protección de la patente durara treinta o cuarenta años en lugar de los veinte habituales, sería un producto mucho más lucrativo, especialmente si todos necesitamos inyecciones de refuerzo cada pocos años.
Sabemos por larga experiencia que los incentivos funcionan, al igual que el mecanismo de precios. Y funcionan mejor en una crisis cuando tenemos que improvisar a la velocidad del rayo y encontrar soluciones en meses en lugar de años. Eliminarlos podría generar algunos titulares muy buenos, pero retrasaría la lucha contra el virus en un tiempo récord.