
Tanto empresas como profesionales hemos tenido tiempo para reflexionar durante el confinamiento. Algunos se preguntan si podemos volver a como estábamos antes. La respuesta es no. Sin obviar la parte económica, debemos rendirles pleitesía a los procesos transformacionales por los que hemos pasado tanto a nivel organizacional como personal. Cuando Alicia (la del País de las Maravillas) le preguntó al gato qué camino era mejor tomar, el gato le respondió: "Todo depende de a dónde quieras ir". Creo que, en la situación actual en la que estamos la mayoría de empresas y profesionales se encuentra en una encrucijada parecida a la de Alicia - ¿y ahora, qué camino tomar? La mayoría de nosotros diría: "Virgencita, virgencita que me quede como estaba ¡o mejor!"
La lógica nos dice que si tomamos un camino erróneo podemos regresar al punto de partida. Sin embargo ahora, aunque tratemos de volver al principio, ya no seremos los mismos de antes pues en esa trayectoria habremos descubierto cosas, reflexionado y pasado un sinfín de experiencias que harán imposible que las personas sigamos siendo iguales; y lo mismo ocurrirá con las empresas sin olvidar los aspectos económicos, que tan gran impacto tendrán en todo el mundo. Durante el confinamiento hemos tenido tiempo para evaluar la situación y plantearnos el futuro para tomar decisiones que aseguren nuestra supervivencia.
El teletrabajo descubre al empleado útil y al que supone una pérdida de recursos
En este sentido, las empresas deberían crear una estrategia de adaptación a dos años vista que englobe la innovación tanto en recursos tecnológicos como de procesos y comunicación, con lo que conseguirán una mayor agilidad de respuesta; también una gestión de Recursos Humanos modular que permita ajustarse con gran velocidad a las demandas del entorno. Será importantísimo poder disponer de los recursos necesarios con rapidez y también poder prescindir de ellos según demanda, es decir convertir a la compañía en una "empresa acordeón". Para ello es necesario re-pensar la empresa en formato lego, estructuras lean con gran flexibilidad y fortaleza de base.
A nivel individual, en estas semanas muchas personas han experimentado el teletrabajo, algo que parecía inalcanzable en muchas empresas antes del Covid-19. Esta situación ha permitido que cada uno se mida a sí mismo en varios niveles: de organización, autogestión emocional, capacidad de comunicación e influencia en remoto y equilibrio casa/trabajo. También han reflexionado sobre qué les gustaba de su "antigua vida" y a qué aspiran. El resultado es que muchísimos trabajadores ahora abogan por un futuro de trabajo semipresencial para así poder aprovechar lo mejor de los dos mundos. El teletrabajo es un arma de doble filo, especialmente cuando uno no ha sido entrenado previamente, pues reduce la opacidad, es transparente y evidencia lo que muchos saben y no dicen. Mediante esta experiencia se ha visto claramente quienes brillan de verdad y añaden valor, el nivel real de agilidad y adaptación de la organización, dónde se encuentran los silos y el politiqueo, y donde se pierden los recursos y el tiempo.
El reto para las empresas está en hacer una autocrítica objetiva y evaluar la posibilidad de convertirse en empresas acordeón tomando en cuenta las aspiraciones de sus equipos.
El reto de los empleados está en alinearse con lo que aspiran, invertir en formarse, crecer por interés propio y dejar de lado la mentalidad de "trabajo fijo" a costa de todo.