
Los miembros del Consejo Editorial de elEconomista estructuran un decálogo ante la gravedad de la situación sanitaria, económica e institucional que España atraviesa actualmente.
Ante las consecuencias de la pandemia Covid-19
Un decálogo para la acción inmediata y la reactivación social
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elEconomista defiende los valores de la Constitución, que amparan los derechos fundamentales entre los cuales se halla la libertad de empresa. elEconomista pretende aportar su visión para ayudar a salir de la situación de excepcionalidad actual, sugiriendo propuestas con el objetivo de sumar y no de dividir ni enfrentar.
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Las consecuencias de la pandemia iniciada en Wuhan en diciembre de 2019 (COVID-19) han provocado una reacción en cadena de graves consecuencias sociales, políticas, económicas y culturales en España que, lejos de estar controladas, generan incertidumbre y miedo en la ciudadanía, sin que el Gobierno haya puesto en marcha un plan con las certidumbres necesarias para salir de la crisis.
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El Estado de Alarma ha dado lugar a la adopción por el Gobierno de ciertas medidas, que erosionan derechos y libertades, y suscitan serias dudas sobre si se ha ido más allá de lo permitido por las Leyes que lo regulan. Es urgente volver cuanto antes al normal funcionamiento de las instituciones del Estado y, en especial, del Congreso y del Senado.
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La centralización de la gestión en el Ministerio de Sanidad, sin experiencia, medios ni competencia, y la renuncia a la cooperación público-privada, ha multiplicado los problemas. Un hecho que ha incidido en el aumento de contagios y ha demostrado la necesidad de mejorar técnicamente la gestión ministerial y coordinar la política sanitaria en España.
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La paralización económica debida al confinamiento de la población ha producido un incremento desorbitado de cierre de empresas y aumento del desempleo, lo que tendrá grandes consecuencias en el déficit y la deuda públicos en muy corto plazo. Esto, de no enfrentarse adecuadamente, tendrá serios impactos en las generaciones futuras. Para minimizar su impacto se hace necesario actuar con rapidez, eficiencia, eficacia y generando certidumbres a la ciudadanía dentro del marco europeo.
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La reactivación de la economía española no puede resolverse con el mantenimiento permanente del teletrabajo y sin nuevas reformas estructurales. A medida que se sucedan las semanas de acuerdo con un discutido plan de apertura de los negocios lejos de consensos globales, se incidirá en un deterioro más profundo de la negativa situación socioeconómica actual de España.
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España no puede salir de la crisis como un país de ciudadanos subsidiados en un esquema de control de precios y rentas mínimas permanentes. Esto llevaría a la destrucción social y económica del país, alejándonos de los centros internacionales de decisión, que tardará muchos años en reponerse. Es mejor financiar empleos que incentivar parados. Se debe facilitar una información veraz y seria sobre las consecuencias futuras de las diferentes opciones planteadas.
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Es la hora de que la clase política cuente con los expertos que sectorialmente pueden aportar soluciones con su probada experiencia. Es la hora de la sociedad civil española en su conjunto. Es también la hora de Europa y sus instituciones, que han de contar con la participación de la sociedad civil para salir de la crisis.
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Lejos de inventar nuevas estructuras políticas, económicas o sociales, es preciso reforzar las actuales. La libertad personal y la libertad de mercado son esenciales. Es imprescindible una prensa libre de todo tipo de control gubernamental. La libertad es cosa de todos.
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La empresa es un pilar fundamental del ordenamiento jurídico en una sociedad libre. Aprovechar una crisis sanitaria para obtener ventajas políticas dividiendo a la sociedad, o buscar atajos para cambiar el modelo económico y social actual, es moralmente injusto y será políticamente dañino para España.