El Gobierno se sometió a la primera sesión de control del Congreso desde que se decretó el estado de alarma. En ella, el presidente Sánchez no dudó en reafirmar su promesa de elevar el Impuesto de Sociedades. El Gobierno no había vuelto a mencionar tan explícitamente esta subida impositiva desde los meses en que negociaba la aprobación de unos nuevos Presupuestos Generales. Y, precisamente, todo apunta a que es el afán de ganar apoyos como sea, para salvar esas Cuentas, lo que inspira la referencia del Gobierno al aumento de la presión tributaria, una medida carente de toda lógica en la actual situación económica.
Gracias a las cambios en Sociedades, es posible que el Ejecutivo obtenga el respaldo del nacionalismo catalán, deseoso de que en el resto de España se repliquen subidas de impuestos como las contempladas en el nuevo Presupuesto de la Generalitat. Moncloa parece, así, dispuesto a todo para evitar la debilidad que se derivaría de seguir sin unos Presupuestos propios y tener que prorrogar, por tercera vez, las Cuentas de 2018, heredadas del PP.
Para ello, el Ejecutivo se muestra dispuesto a romper toda tentativa de acuerdos con el PP. Así, aunque los 'populares' tengan recelos hacia los nuevos Pactos de la Moncloa, se habían ya mostrado a llegar a entendimientos en materia de pensiones, política territorial y educación bajo una única condición: evitar toda alza de impuestos. El hecho de que tenga ya que descartarse el acuerdo en el Pacto de Toledo, es especialmente lamentable dado la crítica situación a la que está abocada la Seguridad Social, debido a la fuerte destrucción de empleo y a los desembolsos masivos que deberá hacer en prestaciones por paro.
A corto plazo, el daño del alza fiscal para las empresas será aún mayor en estas últimas. A la parálisis de su actividad y los fuertes recortes de sus previsiones de beneficios, se une ahora un problema como es hacer frente a una mayor presión fiscal, e incluso a una abusiva doble imposición (tal y como provocará el proyecto de eliminación de deducciones en Sociedades que el Gobierno manejaba en enero).
Pero la gran damnificada será la economía española en su conjunto. La subida tributaria amenaza con aplicarse en un momento en el que el PIB ya se encuentra socavado por dos lastres enorme envergadura que absorben sus recursos. No en vano el FMI prevé que la deuda pública alcance el récord histórico del 113%, mientras el déficit de las Administraciones rozará el 10%.
Las subidas de impuestos siempre son peligrosas pero, en estas condiciones, amenazan con ser letales para la economía.