Opinión

Las estadísticas y el virus

Para el autor, los datos que se ofrecen sobre la pandemia no son los adecuados

El prestigioso sociólogo Amando de Miguel recordaba un libro titulado Cómo mentir con las estadísticas, que trata de estadísticas trucadas con intención de engañar a los lectores. En España hemos llegado a refinar mucho el procedimiento, tanto es así que ya ni nos damos cuenta de que nos engañan con la presentación de datos o gráficos.

Esta reflexión viene muy al pelo con la llegada del virus chino y los datos que anuncia cada día el Ministerio de Sanidad, que, para empezar, suele suministrar exclusivamente valores brutos, que De Miguel, con buen criterio, califica de engañifa. En efecto, ¿qué significa que ayer el bicho mató a 838 españoles? Sirve de poco si no se nos dice ni cuántos españoles existen ni –lo más significativo- cuántos españoles están infectados, y esos datos clasificados al menos por edad y sexo.

En la actual epidemia se usan datos que no sirven para nada ya que no reflejan la realidad

La mortalidad de un país no se mide por el número de muertes, ni siquiera por la tasa bruta de mortalidad (número de muertos durante un año dividido por la población a mitad de ese año) y es que ninguno de los dos datos nos dice nada porque la mortalidad a los 20 años de edad no se parece a la mortalidad a los 80 años. Y si un país tiene una muy alta proporción de jóvenes, lo más probable es que su tasa bruta de mortalidad sea menor que la de un país envejecido. Por eso se usa como un buen indicador de la mortalidad la esperanza de vida al nacimiento, en cuyo cálculo intervienen las tasa de mortalidad de cada edad.

En cuanto a la actual epidemia, se podía calcular un buen indicador: el número de fallecidos por edad dividido por el número de infectados de esa edad.

¿Cómo estimar el número de infectados? Pues diseñando una muestra representativa (no tiene por qué ser muy grande) y aplicando a cada miembro de la muestra uno de esos test que "deben de estar al caer". Pero da la impresión de que el actual ministro de Sanidad y sus tan nombrados "expertos" tienen alergia a la estadística elemental. A propósito de esto, De Miguel ha escrito lo que sigue:

"Otra dimensión es la dinámica, la del cambio (positivo o negativo) en las variaciones diarias de la incidencia de la enfermedad. Una fórmula elemental es la proporción de aumento o disminución de fallecidos en la última fecha respecto a la del día anterior. Mientras la tasa de cambio sea positiva y más elevada que en el día anterior, concluimos que la epidemia va avanzando. Este es el caso actual de España".

Me temo que para sacar conclusiones solventes vamos a tener que esperar a que el INE publique los datos definitivos y así saber al fin cuántos españoles han muerto y cuánto ha caído nuestra esperanza de vida, que antes del virus era una de las más altas del mundo.

Y para terminar, amigo lector, no me resisto a emitir una maldad en forma de pregunta:

Tras la epidemia, ¿el Gobierno progre presentará en las Cortes con la urgencia requerida su ley de eutanasia o considerará que son suficientes los viejos que haya matado el virus?

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