Opinión

Impacto del coronavirus en las cuentas anuales

El virus incrementa la dificultad para auditar las cuentas de las empresas

En el año 1972 el actor Paul Newman dirigió a su esposa en la película "El Efecto de los Rayos Gamma sobre las Margaritas", una adaptación cinematográfica de una novela de Paul Zindel. Aunque cada cual puede contar una película según la haya percibido, la crítica en general indicó que el argumento que desarrolla el film es el de una mujer viuda que manipula las vidas de sus dos hijas. El mensaje sería que debemos ser muy cuidadosos con el efecto o influencia que podamos ejercer en los demás puesto que cualquier efecto debiera ser controlado y utilizado en su justa medida. Por el contrario, la manipulación excesiva, la sobrecarga descontrolada, puede tener como consecuencia la destrucción de una simple flor, de una persona, de una empresa …

Los rayos gamma que se absorben por la piel humana pueden causar un serio riesgo de salud si la exposición a los mismos es excesiva, pero la medicina no ha dejado por ello de utilizar la radiación gamma por sus beneficios en exposiciones controladas para eliminar bacterias de los alimentos o esterilizar material médico.

Pero este artículo no es de medicina ni de cine (los que lo escriben no tienen nada que ver con los hermanos Cohen o las hermanas Wachowski), sí de economía y contabilidad financiera de sociedades. Aunque también va de manipulación controlada.

Es el momento de empezar a tomar situación de la nueva realidad, de posicionarse y responder ante el enorme reto que se nos plantea

No hace falta incidir en la influencia del efecto COVID-19 en la sociedad y, por ende, en las cuentas anuales de las empresas de nuestro país. De hecho, existe entre la doctrina económica en general la unanimidad en considerar que ha existido un antes y un después, incluso para la información económica, en relación con el impacto diverso provocado por una crisis sanitaria internacional totalmente sorpresiva para cualquier analista.

Y ahora es el momento de empezar a tomar situación de la nueva realidad, de posicionarse y responder ante el enorme reto que se nos plantea, tanto a nivel individual como colectivo. Llega el momento de que las empresas cuenten en el actual momento del año 2020 cómo les fue en el año 2019 en el ámbito económico-financiero-patrimonial, todo ello con la información adecuada y suficiente para que los stakeholders puedan tomar sus decisiones.

La pregunta de fondo (obviando las cuestiones formales de plazos de formulación, auditoría y aprobación de las cuentas anuales, que ya han sido tratados por vía de real decreto) es: ¿les damos cuentas anuales sin rayos gamma, con algo de ellos o pasadas de rayos? Y la respuesta que se nos ocurre para esta formulación, con independencia de lo que sobre este tema pueda en su momento manifestar el ICAC, sería la de aplicar el actual cuerpo normativo con cierto sentido común y bajo el prisma, no de una bola de cristal ni el de una lupa de precisión, pues ambos prismas bajo las actuales circunstancias son inaplicables, si no bajo el parámetro de la objetividad y la sensatez.

La NIC 1 requiere que la dirección realice una evaluación de la capacidad que tiene la entidad para continuar como empresa en funcionamiento. A partir de aquí, situaciones como la actual pandemia que padecemos de consecuencias insospechadas abre la caja de pandora. La asunción del principio de empresa en funcionamiento para la redacción de las cuentas anuales o adoptar el marco contable cuando resulta quebrado el principio de empresa en funcionamiento resulta en los actuales momentos nada más y nada menos que un ejercicio de ilusionismo o prestidigitación. Imagínense formular las cuentas anuales siguiendo el método empírico del enamorado con la margarita: ¿me quiere?, ¿no me quiere?, o su equivalencia en nuestro caso: ¿seguirá mi empresa en funcionamiento?, ¿no seguirá?

El coronavirus complica mucho la labor de un auditor al respecto de las cuentas que las empresas le presenten

Y mientras unos científicos nos hablan de picos de infectados, de curvas leptocúrticas y otros de nuevas peticiones de mascarillas para hospitales, los administradores de las compañías deben realizar una evaluación de si su compañía podrá continuar operando o no. Y lo más difícil de todo esto es que el administrador no sólo debe realizar este test de supervivencia, sino que el auditor debe revisar sus criterios y considerar este análisis suficiente y adecuado. Auditor que, por su parte, también va a tener su espalda expuesta a la radiación correspondiente, tanto institucional, a tenor de la actividad regulatoria del ICAC, como interna, en función de sus propias necesidades de conservación y obligada independencia, esta vez con un giro más de tuerca.

Entre tanto, la bajada de facturación y las dificultades financieras que se avecinan son evidentes en todos los sectores, en unos más que en otros. Algunas empresas encontrarán el amparo de la Banca, otras se verán forzadas a reinventarse, otras a hacer borrón y cuenta nueva (las que puedan), otras serán solamente borrón (aunque no quieran, el panorama que se cierne en el tejido empresarial es el de la selección natural darwiniana) y todo ello contando con la ayuda del paquete económico de medidas adoptadas por el Gobierno.

Y en este entorno, la NIA-ES 560 establece que los estados financieros se pueden ver afectados por determinados hechos que ocurran con posterioridad a la fecha de cierre. Existen, por tanto, dos tipos de hechos posteriores: (i) aquellos que proporcionan evidencia sobre condiciones que ya existían en la fecha de cierre y (ii) aquellos que proporcionan evidencia sobre condiciones que surgieron después de la fecha de cierre.

Por resumir, los primeros producirían una rectificación de las cifras en los estados financieros y los segundos, simplemente, una incorporación de esa información en la memoria.

Se debe decidir a qué ejercicio se debe aplicar el impacto del Covid-19

La cuestión a dilucidar es si el problema del Coronavirus, que surgió en China allá por diciembre y que llegó a España en enero, pudiera considerarse un hecho que ya existía antes del cierre del ejercicio o, por el contrario, es un hecho que nos ha sobrevenido después de este cierre. Desde un punto de vista estrictamente contable, este hecho es importante para enfocar este asunto "vírico" de una forma adecuada. Tal es el cariz de la cuestión, que nuestros Colegios Profesionales han elevado una consulta al Regulador, más allá de que muchos de nosotros ya intuimos la sensata respuesta (si ha lugar a ella).

Por nuestra parte, sólo a efectos comprensivos de la situación para el amable lector que ha llegado con paciencia hasta este punto del artículo (lo cual es de agradecer), indicaremos que la situación institucional que podía desprenderse de la lectura de las disposiciones normativas publicadas en el BOE era la siguiente: el primer Real Decreto que se publica en el año 2020 (naturalmente el 1/2020) es de fecha 7 de enero y versa sobre el nombramiento del Presidente del Gobierno; cuatrocientos sesenta y tres decretos después, el 14 de marzo, se declara el estado de alarma. Y ahora los administradores deben deshojar la margarita.

Mientras sí y mientras no, los administradores deben comenzar a realizar este análisis con la mayor de las prudencias, haciendo un recorrido lo más amplio posible por todos los escenarios que pudieran producirse, valorando los factores mitigantes o factores "de choque" con los que pudiera contar la empresa, todo ello, en un ejercicio máximo de objetividad y esfuerzo. Y cuando uno se esfuerza, obtiene recompensa.

Cuestiones como el análisis de las tensiones de liquidez, el riesgo de crédito, las posibilidades de realización de activos no estratégicos, las expectativas de cobro, el riesgo de precio, el de tipos de interés, la ruptura de las cadenas de suministro, el sobrevenido incumplimiento contractual, la aparición de nuevas contingencias, nuevos deterioros, la recuperabilidad de activos por impuesto diferido, etc. todas ellas, entre otras, son cuestiones que deberán abordarse para informar tanto en la memoria como en el informe de gestión por las consecuencias de este maldito COVID-19.

Esos rayos gamma que se nos presupone atesoramos hay que testarlos y afinarlos. Tenemos actitud y aptitud. Estamos convencidos de que saldremos airosos e incluso más experimentados cara a un futuro ante este test de laboratorio que pondrá a prueba nuestras capacidades.

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