
El Tribunal de Cuentas Europeo alerta de que hasta un 25% del etiquetado energético de electrodomésticos, basado en un muy conocido código de letras y colores, incumple la normativa comunitaria.
La situación ya sería suficientemente grave si se tratara de un caso de desinformación de los consumidores sobre los productos que adquieren. Ahora bien, esta deficiencia tiene implicaciones más importantes ya que aboca a los ciudadanos a incurrir en un coste energético mayor, pese a haber pagado por aparatos, supuestamente, eficientes. La UE se ve privada de un ahorro energético equivalente al consumo anual de Suecia por culpa de esta mala praxis. Urge mejorar la labor de control de los Estados, como reclama la Comisión desde 2015.