Opinión

Las actuales relaciones entre Economía y Defensa en España

El incremento del gasto en defensa sería positivo para la industria

Como consecuencia de la difusión de pensamientos que se calificaban como pacifistas, se generalizó la idea de que la financiación de la Defensa debería minimizarse. Era una carga para la economía, y su papel negativo explicaba que, en el presupuesto, debería retirarse todo lo posible su financiación. Pero de esto se derivaban dos consecuencias erróneas. La primera, ignorar que en relación con los gastos en defensa se percibían ciertos impulsos a la economía relacionados con la Revolución Industrial que estaba en acción. Debido a la presión estatal que se vinculaba con necesidades militares, comenzaron a aparecer ventajas para el desarrollo económico dentro del proceso de la industrialización, lo que llega hasta ahora mismo. Basta en este sentido recordar los datos que aparecen en el análisis de la obra de la profesora Mazucatto, titulada El estado emprendedor (2014). Y respecto a España, señalemos cómo existen datos muy claros de la relación entre orientaciones para la defensa y avances en el sector industrial. Por ejemplo, el avance en el terreno de la siderurgia, con la aparición del coke en los hornos altos, no llega a nosotros -a pesar de un intento fracasado de Jovellanos-, hasta que el general Elorza lo puso en marcha en la Fábrica de Trubia. O también, el impulso a la generación de los fertilizantes, ¿no se inicia hasta que, en parte por las medidas relacionadas con las exigencias de la Guerra de Cuba, se decidió poner en marcha una entidad que acabó por consolidarse con la Unión Española de Explosivos, vinculada en principio a Asturias, y orientada rápidamente no solo al desarrollo de la fabricación de fertilizantes -que así pasaron a ser uno de los elementos esenciales para explicar el desarrollo de la producción rural en España-, sino también a impulsar la minería. Y esa relación con Asturias se debía al impulso que entonces tuvo en España la del carbón.

Resulta lógico el incremento del gasto que el presidente Trump exige por pertenecer a la OTAN

El no abandonar la línea de enlace entre gastos de Defensa, que se vinculan a grandes entidades empresariales, públicas o privadas, y a veces mixtas, como sucedió en España en el caso de la construcción naval, crea relaciones indudables derivadas de que el gasto público facilita la rapidez del enlace con procedimientos nuevos para mantener ventajas internacionales. Y esta es una segunda cuestión que llega hasta ahora mismo, con consecuencias favorables. Concretamente y podríamos seguir señalando enlaces en ese sentido, basta indicar la aparición -precisamente en Tarragona y para la generación de electricidad-, de una central que se encuentra vinculada a la, digámoslo así, tentación española de tener armamento nuclear, en una vinculación con el modelo francés impulsado por el general De Gaulle para mantener, conjuntamente, independencia de Europa respecto a los Estados Unidos. Se han publicado ya Memorias de protagonistas, en las que se observa que Franco prefirió no crear tensiones con Washington, pero quedó lo de Tarragona, precisamente por este ensayo, que recibió el nombre de Operación Islero, del que se derivaron aportaciones muy importantes para nuestra actividad industrial, que recuerdo me señalaba mi amigo el almirante José Ángel Cerrolaza. Ignorar todo eso sería un considerable error.

Pero es preciso ofrecer un dato más y bastante reciente. Como consecuencia de una serie de exigencias políticas, planteadas en el borde de los siglos XIX y XX, España y Francia decidieron compartir el protectorado de Marruecos. Los alzamientos del Rif contra la presencia del Protectorado español, culminaron con la generación del denominado desastre de Annual, aparte de otros problemas. Surgió la idea de que el gasto militar existente en el Protectorado de Marruecos provocaba unos desembolsos excesivos, y el problema del déficit presupuestario parecía orientarse hacia, incluso, un abandono del protectorado, con todas sus consecuencias políticas nacionales e internacionales. Chocó esto con una decisión de Miguel Primo de Rivera, quien decidió efectuar el gasto público necesario para liquidar el problema. Y eso se manifestó, sobre todo, con el desembarco de Alhucemas y operaciones sucesivas e inmediatas, que generaron la pacificación del Protectorado, para siempre. Con la paz ya no pasó a ser necesario aquel incremento del gasto público, y por eso, la compensación de haber tenido necesidad de aquel gasto militar -que podía haber durado muchísimo tiempo-, fue que dispuso el Gobierno de Primo de Rivera la posibilidad de financiar el denominado, entonces, Circuito Nacional de Firmes Especiales, creando una red de carreteras, que impulsó muchísimo el desarrollo económico nacional, culminando con un fuerte incremento del PIB hasta 1930.

Perpiñá Grau, en 1935, desarrolló otra proyección de esta cuestión. Nos la ha expuesto, recientemente, Alfonso Candón Adán, en el capítulo I Política de Defensa, del libro dirigido por Rafael Argumosa Pilar, Defensa: Estado y Sociedad (Instituto Europeo de Estudios Internacionales, 2018). La línea autárquica que se creó en España, con la única pintoresca excepción del Sexenio Revolucionario de 1868 a 1874, ha sido muy analizada y expuesta por los economistas. Pero, como destaca Candón Adán, coexistía con un planteamiento defensivo típico de una economía cerrada, nacionalista, y como la calificó Perpiñá en 1935, autarquizante en todos los sentidos, y también el militar, con la neutralidad. El texto de Candón Adán nos señala esto, indicando que hasta mediados de los 60, este conjunto político-económico "estaba ligado a la defensa, al ejército y a la posibilidad de una invasión exterior convencional que pusiera en riesgo la situación". El contexto de choques de la guerra, para seguir marcando las líneas estratégicas, incluso teniendo en cuenta que España se encontraba en la retaguardia del posible conflicto, "alejaban cualquier enlace entre actividad eco- nómica internacional y resultado de nuestra posible confrontación bélica".

Mas el proceso económico de nuestro ingreso en la OECE y el inicio de la incorporación a Europa, gracias al Tratado Preferencial de 1970, lo alteró todo, al enlazar, simultáneamente con nuestra participación -por primera vez- en un conflicto internacional moderno, la Guerra Fría, con esa apertura económica que genera el abandono de la línea autárquica. Debido a eso, Candón Adán nos expone cómo surge la construcción de una realidad radicalmente nueva, con impactos tanto en el mundo empresarial, como en el de la defensa. Para mantener la eficacia en el de la defensa se necesitan fuerzas nuevas, con un personal -como indicaron en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, sucesivamente, Díez Alegría, Salas Larrazábal y Muñoz-Grandes Galilea-, extraordinariamente especializado.

Eso explica el cambio en el planteamiento del reclutamiento. Deja de ser obligatorio, y pasa a ser profesional, porque los despliegues necesarios, en caso de abierto conflicto, "requieren precisión, empleo de equipos tecnológicos…", así como un adiestramiento específico para enfrentarse a situaciones "de posible alto nivel técnico". Y el ámbito que se deriva de ello, en estos momentos, se relaciona con enlaces españoles y de otros países, incluso muy alejados de nuestras fronteras. Por una parte, se encuentra la línea marítima que, partiendo del Pacífico y a través del Índico, desemboca en el Mediterráneo, con el flanqueo del África septentrional y que enlaza, por el Estrecho de Gibraltar, con el Atlántico y rodea a España, pasando a ser fundamental para el funcionamiento de la economía europea, en la que nos encontramos cada vez más enlazados. Con todas las limitaciones que se quieran, esa cuestión se plantea diariamente, y pasa a ser amenazada, ora por las reacciones de Irán, ora por los piratas, que surgen ante la costa africana partiendo de Somalia, o por los trastornos presentes en Libia. Para la economía europea, y naturalmente, muy especialmente para España, el mantener vinculado y tranquilo ese recorrido, es fundamental. Y he ahí otro rendimiento económico del despliegue que tenga que hacer España, y que explica ya sus presencias militares en lugares asiáticos, o de buques de guerra -dejemos a un lado lo sucedido en la retirada de una de las naves de la Armada frente a Irán- en todo este recorrido.

Su gasto, repito, de personal muy especializado tiene un rendimiento extraordinario para España, tanto directamente como por su vinculación automática con la buena marcha de toda Europa, incluida Turquía . Y por eso quedan explicados enlaces militares españoles que se han tenido en los Balcanes o que ahora se tienen en el Báltico, dentro del conjunto de los planteamientos de la OTAN. Nuestra participación en ella exige, naturalmente, un gasto público, como parece habernos recordado Donald Trump; pero, con alto rendimiento.

Como señala el general Argumosa, en el libro citado Defensa, Estado y Sociedad.El caso de España en la pág. 45, surge la "comprensión de que las actuaciones que se están realizando en el campo de la defensa benefician a… los ciudadanos y tienen como finalidad garantizar su seguridad, libertad, prosperidad y forma de vida". Y por ello fue acertado "el cambio de tendencia, efectuado desde 2015, concretamente progresivo al gasto de Defensa, con la vista puesta en el 2% del PIB en 2024". Pero, con el actual nuevo Gobierno, ¿ese camino que se había iniciado en la citada fecha de 2015, y que era el adecuado por ser lógico, ¿es el que se va a continuar?

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