Opinión

¡Adiós, España, adiós!

La fuga de inversiones en España se debe al gobierno de coalición

Valga esta versión libre del título de la película de Manolo Summers, adaptada a la realidad actual de España para expresar el planteamiento que está empezando a instalarse en las expectativas de muchas de las multinacionales instaladas en España, y que alguna ha empezado ya poner en práctica.

Una operación salida que está también en la expectativa de empresas autóctonas y capitales particulares, que confirmaba el presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta, anunciando que ya había una fuga de inversiones en España, consecuencia del anuncio de gobierno de coalición del PSOE con Podemos con el apoyo de los independentistas.

En la misma línea, y desde estas mismas páginas, las empresas de consultoría alertaban de una oleada de consultas de empresas y particulares para trasladarse a Portugal, además de constatar que algunas multinacionales se están planteando trasladar su dirección ejecutiva para el mercado ibérico desde España al país vecino. Alarma que se hacía patente también en la última Junta Directiva de este año al denunciar una caída de inversiones, que ya se está produciendo y que todo apunta se va a incrementar a corto plazo, especialmente por el auge de los populismos.

La incertidumbre política, los populismos, el Brexit y la falta de una política migratoria en el UE son los cuatro jinetes del Apocalipsis que amenazan las inversiones, en un contexto económico mundial en palabras del presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la patronal, Íñigo Fernández de Mesa, quien definió el actual contexto económico internacional como un "desaceleración sincronizada de carácter global", con especial incidencia en Europa, América Latina y China. Al tiempo en que insistía en que el recurso a la política monetaria "se ha agotado".

Las multinacionales instaladas en nuestro país se plantean ya la 'operación salida'

Fuga de inversiones que se produce en un contexto en el que la Comisión Europea, el Banco de España y la propia CEOE certifican que la situación económica de España presenta claros síntomas de empeoramiento, perceptibles tanto en la evolución del consumo de las familias como de la inversión y las exportaciones de las empresas. En consonancia, como expone la organización empresarial, con el debilitamiento de la actividad, se ralentizan también el ritmo de creación de empleo en el sector privado y la reducción de la tasa de paro, y empeoran el saldo por cuenta corriente y la productividad del trabajo.

Las últimas previsiones del Banco de España apuntan a un crecimiento del 2 por ciento del PIB en 2019 y del 1,7 por ciento en 2020 y las avanzadas de la Comisión Europea para España son, incluso, más pesimistas y dejan el aumento del PIB en el 1,9 por ciento en 2019, y en el 1,5 por ciento en 2020. Y si nos centramos en los indicadores de inversión vemos como el indicador de confianza empresarial que publica el INE apunta a una caída del 2,6 por ciento en el cuarto trimestre de este año. Igualmente el indicador de producción de bienes de equipo muestra una clara desaceleración a lo largo del año con un avance promedio de sólo el 1 por ciento en el tercer trimestre, período en el que las importaciones de bienes de capital han caído un 1,4 por ciento y la inversión en construcción registra un retroceso del 0,7 por ciento interanual tras mostrar un descenso intertrimestral del 2,6 por ciento.

A ello se suman las previsiones de moderación en la demanda interna ante el aumento del la incertidumbre y de los costes empresariales agravados por el impacto negativo de la subida del SMI, una de las promesas estrella del tándem Iglesias-Sánchez. El Banco de España y la Comisión Europea alertan también de la pérdida de competitividad interior y exterior de nuestras empresas y productos por este incremento que rompe un período de moderación salarial que impulsó las exportaciones y potenció la creación de empleo y el aumento de la producción. Así es, y así lo ven todos, desde dentro y desde fuera. Todos menos quienes deberían verlo y podrían evitarlo que siguen adelante, ciegos de sus propias ambiciones y con las orejeras puestas.

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