Opinión

Decir la verdad

Es prioritario que se actúe cuanto antes contra el calentamiento global

El último informe del Programa de la NNUU para el Medio Ambiente no aporta nada nuevo que no sea la reiteración de que estamos ante una catástrofe sin precedentes. Es decir un problema mundial de gravedad extrema para el conjunto de la humanidad, el colapso de una civilización.

Pero a la gravedad del problema hay que sumarle la progresiva perentoriedad para abordar una respuesta. La revista Sciencie de la Universidad de Oregón acaba de emitir un informe, avalado por la firma de 11.000 científicos, en el que se puede leer que El cambio ha llegado, se está acelerando más rápido de lo que muchos científicos creían. En consecuencia, existe una situación de emergencia planetaria que cada vez se hace más cercana en el tiempo.

La COP25 debería ser el inicio de un programa de medidas urgentes para actuar ya

Y todavía queda otro reto de extraordinaria complejidad y también de urgente necesidad de ser abordado. El informe de la ONU al que anteriormente me he referido advierte que es necesario modificar para siempre el sistema energético, el agroalimentario, el industrial, el turístico, el modelo de transporte, la estructura de las ciudades y los hábitos de vida de, como mínimo, las sociedades más desarrolladas. ¿Quién o quiénes le ponen -o le ponemos- el cascabel al gato?

La vía denominada Green new deal o capitalismo verde ha sido expresada por el Bundesbank: Rápidamente las empresas y los inversionistas se están dando cuenta que el cambio climático no es meramente un asunto social, político o moral, sino también un asunto económico y de negocios. ¿Se ha dado cuenta el Bundesbank de que ese enfoque ha sido uno de los grandes creadores del problema al que se enfrenta la humanidad?

Por otra parte, un reciente informe del ejército USA reconoce la realidad del cambio climático y que la sociedad estadounidense (el subrayado es mío) va camino del caos, no acepta la transición energética y propone que el ejército asuma misiones internas y externas para garantizar el drenaje de recursos energéticos hacia el país y la "racionalidad" en la distribución de los mismos. Es decir, un imperialismo basado en la rapiña, la sobreexplotación y, de paso, la construcción de un orden que administre la escasez en contra de los más débiles. ¿Es ésta una propuesta que pueda ilusionar al conjunto de la especie humana?

Corresponde a la ciudadanía lúcida, decidida y organizada, junto con los poderes públicos, organizaciones sociales, centros culturales y científicos que estén dispuestos afrontar el reto, asumir una doble tarea: preparar, crear y desarrollar en la práctica una visión alternativa para la producción, distribución y consumo de bienes de primera necesidad. El nuevo orden debe generarse desde las entrañas de éste. Y la otra misión consiste en decir la verdad a la población sobre los datos del problema y la necesidad de su concurso para afrontar los prometeicos retos que tenemos delante. Pero una verdad desprovista de carga apocalíptica o admonitoria y que sepa catalizar las energías hibernadas a causa del consumismo y la alienación. Esta es una labor capaz de concitar la ilusión de una juventud necesitada de ideales nobles, universales y forjadores de un mundo nuevo. La lucha contra el cambio climático contiene en sí misma los elementos de un nuevo internacionalismo. La Cumbre sobre el Cambio Climático que se celebra actualmente en Madrid debiera ser la convocatoria para la acción y también para el inicio de un programa de medidas urgentes para actuar ya.

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