Opinión

Camino de servidumbre

Podemos, PSOE y ERC resultará un Gobierno débil

No estamos en 1944 cuando Friedrich Hayek publicó el libro Camino de servidumbre. Han pasado 75 años. Tampoco Europa se encuentra en los últimos compases de la Segunda Guerra Mundial. Ni Alemania está bajo el nazismo, ni existe la URSS y su expansiva influencia en muchos países. Quedan, eso sí, descartando el caso de China y otros países asiáticos, reductos comunistas con mucho poder en Sudamérica y en España.

Hayek, importante exponente de la Escuela Austriaca, se suele malinterpretar. En el sentido de que su apuesta por la libertad se entiende como inhibición del Estado. Para Hayek, al contrario, la libertad económica nada tiene que ver con el laissez-faire, aunque su crítica hacia las políticas socialistas diera a entender que el socialismo. tarde o temprano, muta en totalitarismo, ya sea en su vertiente comunista o nacionalsocialista.

La situación actual de conflictos en muchos países, desde Hong Kong a Chile, pasando por Venezuela, Bolivia o Colombia, demuestra que muchas sociedades tratan de repetir la historia. Y aunque esto no sea totalmente así, son evidentes los peligros que afectan hoy en muchos lugares, incluida España. Cuando los pueblos tratan de desestabilizar lo existente, y en lugar de mirar hacia adelante buscan repetir antiguas experiencias que demostraron ser traumáticas, se tiende a culpar a otros, pero nunca a nosotros mismos. Sin embargo, son las personas las que normalmente deciden el camino a seguir, ya sea activa o pasivamente. Cosa habitual en los sistemas democráticos, independientemente del grado de manipulación o de influencia que se ejerza sobre la sociedad desde el poder establecido.

Nunca, salvo en democracias pervertidas, la sociedad es víctima de seres oscuros, sino del resultado de sus decisiones libres. Así, lo sucedido el 10-N en España, que ha traído como resultado un arco parlamentario imposible, nada tiene que ver con los errores de otros sino con los deseos de los propios electores; es decir, de nosotros mismos. La polarización en los extremos del espectro político, unida a las características de un sistema electoral que premia a los nacionalistas, es el resultado de lo que tenemos. Y fueron los electores quienes optaron por ese esquema. Si la situación política estuvo durante muchos años contenida en límites razonables, dando como resultado altos niveles de libertad y riqueza, hoy tal situación no existe. Asistimos a un nuevo modelo político en el que prima la lucha por el poder, en un esquema centrífugo hacia los extremos: Cataluña, por un lado; por otro, País Vasco con Navarra; y el resto, buscando su particular provecho. Ciertos líderes ya no buscan el bienestar del conjunto, pues el conjunto perdió para ellos el valor que tenía. Ahora persiguen el beneficio personal a corto plazo. Entendiendo también por personal, a grupos concretos. En esta situación, como también sucede en el mundo empresarial, la pérdida de valor del conjunto será evidente, ya que la suma de las partes nunca alcanzará el valor de tal conjunto. En un mundo globalizado el tamaño es imprescindible. Lo mismo sucederá en Europa con el Brexit: la Europa resultante será mucho peor en términos políticos y económicos.

La unión de PSOE, Podemos y ERC generará pérdida de libertad económica y personal

En España, de darse, como se está perfilando, la unión del PSOE, Podemos, ERC, y otras formaciones políticas contrarias a la Constitución, resultará un Gobierno débil en manos de fuerzas centrífugas, con la situación previsible de una pérdida paulatina de la libertad económica. Lo que traerá menos libertad personal y menos libertad política. Si se confirman las complejas alianzas que se están elaborando, se caminará hacia un sistema que acabará dominado por jerarquías rígidas ?como apuntaba Hayek?, con gran deterioro de la libertad en su sentido más amplio. Pues no hay que olvidar que la libertad de las personas viene unida a su libertad de emprender o, por decirlo más adecuadamente, a la libertad económica, que es quien trae la libertad política. Cuantos mayores sean los impuestos y las trabas a la actividad económica, mayores cortapisas tendrá la libertad personal. Siendo un contrasentido que haya sido precisamente el éxito económico y político que trajo la Constitución Española el causante de su decadencia. La Constitución ya no sirve porque la sociedad opulenta que nació de ella busca nuevas fórmulas que, desgraciadamente, en lugar de mirar hacia el futuro rememoraran el pasado. No es casual que se hayan puesto de actualidad personajes que murieron hace más de 40 años y a situaciones que sucedieron hace ya 80. Unos hechos que la mayoría de los españoles no han vivido.

Y así parece que asistimos al nacimiento de un nuevo socialismo en nuestro país que, de la mano de comunistas y otras formaciones totalitarias, trata de desplazar al liberalismo que se ha construido en los últimos decenios, ya fuera en su versión socialdemócrata o de derecha liberal. Y no pasará mucho tiempo, si este proceso se consolida, en que veamos surgir nuevos procesos colectivistas en forma de nacionalsocialismos a derecha y a izquierda, donde la planificación económica se convierta en norma a seguir. Un "moderno" sistema, más bien antiguo, en el que se consolide el poder de las élites en detrimento de una clase media cada vez más empobrecida a causa de crecientes tasas impositivas en forma de impuestos al ahorro, cortapisas a la creación de empresas y muchos otros mecanismos impositivos de imparable creatividad. Decía Hayek que las diversas clases de colectivismo se dan en forma de fascismo y de comunismo, donde ambas pretenden dirigir los esfuerzos de la sociedad en una dirección pretendida; ya que las dos, si bien diferentes, se niegan a reconocer las esferas autónomas de los individuos, pues ambas son totalitarias. De consolidarse el nuevo fenómeno político que nace en España, se venderá la seguridad como un elemento esencial de la libertad y, al igual que en China hoy, la libertad quedará como algo inalcanzable. Todo un camino hacia la servidumbre que se camuflará de múltiples maneras. Hayek surge ahora como un economista postmoderno. Camino de servidumbre, en su edición de bolsillo, tiene 360 páginas. Convendría leerlo de nuevo.

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