Opinión

Argentina y el reacomodo político de la región

Alberto Fernández, futuro presidente de Argentina

El próximo 10 de diciembre de 2019, tomara posesión como presidente de Argentina; Alberto Fernández. Conocido es el ideario peronista y su vinculación estrecha con los mandatarios "progresistas".

La clave de todo está en la "foto" del día 10 en la toma de posesión del presidente Fernández. Si lo acompaña Maduro, la recomposición del frente progresista de izquierdas se consumará y EEUU tomara buena nota de ello. Y si López Obrador esta en esa foto, muy seguramente su principal socio comercial, le "relegará" y el nuevo TLCA que se encuentra en el Congreso de EEUU (llegó la primera semana de septiembre a la Cámara de Representantes) que aún no ha sido aprobado, hará aguas.

La región pasa actualmente por un "reacomodo" político que impulsa el propio Alberto Fernández. Así lo demostró como anfitrión en Buenos Aires de la segunda reunión del Grupo de Puebla. Fernández recibió la "antorcha del progresismo latinoamericano", como le dijo el expresidente de Colombia, Ernesto Samper. Le acompañaban otros ex mandatarios como, Dilma Rousseff y Fernando Lugo.

¿Esta exposición la puede liderar el presidente Fernández a quien se uniría López Obrador? Si ambos la lideran volvemos a principios de siglo en compañia de los que lo inauguraron y con el icono de Lula da Silva; libre, quien envió su mensaje: "construir una América Latina grande".

El Grupo de Puebla se presenta como la unión de treinta y dos dirigentes que "se representan a ellos mismos y buscan acuerdos regionales", explicó el ex diputado chileno Marco Enríquez Ominani, uno de sus principales promotores. "No somos un grupo de activismo político, pero tampoco somos un grupo de reflexión monástica; no estamos en un monasterio. Queremos actuar para desarrollar una agenda progresista en América Latina", aclaró Samper. En un espacio muy corto de tiempo, mucho ha pasado desde el primer encuentro en Puebla (julio). Chile el país considerado el baluarte del progreso, la institucionalidad y el avance en la equidad, se ha venido abajo.

La democracia en la zona ha entrado en una preocupante fase de debilitamiento

La respuesta está en la foto de la toma de posesión del presidente; Alberto Fernández. Y si además acude el presidente de México, el Grupo de Puebla se afianzará. Y como complemento para agitar más aún la convulsionada región, se encuentra las relaciones entre Argentina y Brasil, que trataran de superar o amortiguar el choque ideológico, o puede que no. La alianza de los últimos treinta años está en juego y Mercosur, también. Son dos visiones antagónicas al menos en cuatro aspectos claves: la política (ante todo); la economía (con matices); la región (más Estado y menos Mercado o menos intervencionismo y más mercado) y el mundo (más apertura o más proteccionismo).

Después de treinta años de reinserción democrática en América latina, la democracia se desmorona, ha entrado en una preocupante fase de debilitamiento. El vigoroso crecimiento económico de la región entre 2003 y 2013, permitió reducir la pobreza y expandir la clase media en casi todos los países, pero ahora descubrimos que no estuvo acompañado de una consolidación política e institucional. Con el deterioro de la economía durante los últimos cinco años, se desataron varias crisis que exponen la fragilidad de las instituciones latinoamericanas. Puede ser que la crisis que recorren los países más diversos desde Chile a Bolivia, pasando por Colombia, Perú, Ecuador, Nicaragua y la eterna de Venezuela, sean provocadas por una correlación de sucesos normalmente desconectados entre sí. Sucesos aparentemente desconectados que crean "cisnes negros" los cuales ocasionan enormes impactos en la estructura económica. Por ejemplo en Brasil, que podría tener un impacto preocupante en el precio de sus bonos. Durante las últimas dos semanas el dólar se disparó un 5 por ciento con respecto al real, lo cual envía señales de una devaluación. El dólar frente al real está en tendencia alcista desde mediados de 2011. El real está retrocediendo frente el dólar prácticamente desde hace ocho años, y esta es la realidad más allá de explicaciones coyunturales como la liberación de Lula o los conflictos regionales o los desacuerdos entre Fernández y Bolsonaro.

El déficit fiscal que llegó a ser del 10 por ciento en 2015, se ha reducido pero sigue siendo un preocupante 7 por ciento. Y como todos los países que tienen problemas de déficit, Brasil depende de su capacidad de tomar deuda, que viene aumentando de manera explosiva. Cualquier país más o menos normal se le hace fácil endeudarse para financiar el déficit. En un mercado bajista lo que primero cae es lo de peor calidad (Argentina) y luego el resto.

Mientras tanto, el cisne negro de la burbuja crediticia a nivel global no para de crecer y esto globalmente es cuando menos muy serio. Recuerden: cisnes negros o cisnes blancos la crisis como criatura de costumbres vuelven una y otra vez, ofreciendo estallidos que golpean con diferente grado de intensidad y dureza el panorama económico de cada época.

Y además, América Latina, mantiene los peligros de los "cisnes" de una región atrapada en la trampa del ingreso medio, y esto es más si cabe preocupante, pues es a muy largo plazo. Así que lo trataremos en el siguiente artículo.

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