Los últimos años serán recordados en el sector bancario por la intensa reducción de oficinas y plantilla. El 44 por ciento de su red y el 33 por ciento del equipo con el que contaba antes de la crisis ha desaparecido.
Ahora bien, en términos operativos, ese descenso solo ha supuesto una merma del 13 por ciento en el cómputo total de costes del sector. La banca moderna hace tiempo que dejó de depender de las estructuras físicas y el grueso de sus desembolsos se centra en comunicaciones, informática y servicios subcontratados. Aún falta un largo camino para alcanzar una plena eficiencia en estos ámbitos. Las entidades, por tanto, deben escuchar a supervisores como la Autoridad Bancaria Europea, cuando insisten en que hay margen para bajar costes.