
La primera semana de septiembre cierra para las bolsas con una situación completamente dispar a la que se planteó durante la mayor parte de agosto. El mes pasado quedó marcado por el miedo a que se desatara una guerra de divisas, tras la depreciación del yuan frente al dólar, y por la escalada arancelaria en la que se embarcaron EEUU y China.
Ahora, por el contrario, los dos gigantes reafirman su voluntad de seguir negociando y se emplazan a una cita al más alto nivel en octubre. La distensión en la guerra comercial, además, coincide con la superación de la crisis de Gobierno italiana y, más importante, el portazo que el Parlamento británico dio a los planes de Boris Johnson de abocar al país a un Brexit duro.
El optimismo que muestran los mercados afronta su primera prueba de fuego con la reunión del próximo jueves del BCE
Este clima de optimismo, con todo, se enfrenta a una primera prueba esta misma semana, en la nueva reunión del BCE. El propio eurobanco puso el listón alto durante el verano, pero hay visos de que el mercado no será tan exigente como se preveía la semana pasada. Entonces se especulaba con la posibilidad de una bajada de tipos inminente. Ahora todo apunta a que Mario Draghi no defraudará si se limita a una nueva reducción de la facilidad de depósito (la tasa que pagan los bancos por aparcar sus excedentes de liquidez en Fráncfort) y a definir una hoja de ruta para reactivar las compras masivas de deuda. No obstante, pese a este mayor margen de acción que se concede al BCE, el panorama internacional sigue sin mostrarse despejado. Además de que aún sobrevuela el miedo a una recesión en la eurozona, nadie puede garantizar que la tensión en la guerra comercial no resurja o que la conflictiva negociación del Brexit no arroje incertidumbre. Los riesgos, por tanto, siguen vigentes especialmente para quien busque entrar en bolsa ahora.