Opinión

Se acabó la fiesta en empleo, consumo y exportación

El telediario abre con la noticia de una ocupación hostelera del 95 por ciento o más. Los turistas llenan toda la costa española y el interior rural. Hasta la clase política se toma un "merecido" descanso; excepto la Comunidad de Madrid, que tomará posesiones en pleno "ferragosto", como dirían en Roma. Es la "ciudad alegre y confiada" (Jacinto Benavente, 1916). Pero debajo de todo ello, se está preparando la "tormenta perfecta" en economía.

Trump asegura que en la economía estadounidense habrá una sorpresa agradable. De momento, la economía estadounidense aparentemente no va mal. Los niveles de desempleo son tan bajos que en ese país se puede hablar de pleno empleo técnico. El poco paro que hay es el llamado "friccional"; el que se produce cuando los trabajadores pasan de un puesto a otro. Pero ese éxito no debe ser tan seguro porque el Presidente de EE.UU. se queja de que la Reserva Federal no baja más los tipos de interés para animar la economía. Si de verdad sus expectativas fueran buenas, no pediría esto. Por tanto, algo no está claro y la falta de claridad en la economía crea incertidumbre. Incertidumbre que retrae la inversión, el motor de futuro en economía.

Claro está que el horizonte electoral a un año obliga a Trump a dos cosas: la primera es su política anti-inmigrantes, una de sus promesas electorales; la segunda, su guerra comercial con China. Sus mensajes son: los inmigrantes no quitarán los puestos de trabajo a los ciudadanos estadounidenses, los productos chinos no sustituirán a los estadounidenses, y, por tanto, habrá trabajo para sus ciudadanos.

China, el otro gran protagonista de la guerra comercial, muestra síntomas de desaceleración. Aunque parezca mentira, un 6 por ciento de crecimiento del PIB es un problema en el Imperio Celeste, que ahora tiene un emperador comunista, con una corte de mandarines afiliados al partido único. Al emperador comunista no le importan las elecciones, pero tiene la necesidad de seguir sacando de la pobreza a varios cientos de millones de chinos cada año. Por eso necesita el mercado estadounidense para sus productos, como hasta ahora.

España está "adormilada" por el dopaje del turismo mientras sus exportaciones caen

En consecuencia, no es difícil entender la postura de Trump, ni el enfado Chino. Por eso siguen con sus peleas de ajedrez que, probablemente, acaben en tablas. Pero, mientras tanto, Europa sufre. Alemania, el motor de la UE, ve cómo se estancan sus exportaciones y ha tenido un crecimiento negativo durante el segundo trimestre de este año ¿Cómo evitar caer en recesión si en el tercer trimestre la variación del PIB es negativo? El BCE dice que todas sus armas están al límite, tanto la reducción del tipo de interés, como las compras de activos. La política monetaria está agotada. La otra solución clásica para combatir la recesión es la política fiscal: inversión pública con déficit presupuestario (la receta keinesiana). Algo que va contra la tradición alemana, escarmentada por la hiperinflación, política creada en la República de Weimar que dio lugar a la entrada de los nazis en el parlamento y propició su llegada al poder.

España está adormilada por el dopaje del turismo veraniego, mientras que sus exportaciones empiezan a caer (Alemania y el resto de Europa son nuestro principal cliente). El turismo centroeuropeo ha venido este año, pero la competencia del resto del Mediterráneo se empieza a notar. Estamos viviendo el último coletazo de la hola expansiva de la economía que empezó en 2014. A partir de ahora, el paro empezará a crecer, julio ya avisó en el desempleo registrado que bajó mucho menos de lo esperado. Pero agosto, septiembre y, sobre todo octubre, confirmarán la caída del empleo y la contracción del consumo.

Se debe crear un ejecutivo capaz de enfrentarse al fin de fiesta que apuntan los números 

Mientras tanto, los políticos españoles están preocupados por cómo se repartirán los sillones y, si no lo consiguen, repetir elecciones. Pedro Sánchez se empeña en pregonar que el electorado le ha elegido para gobernar y que los demás se lo deben permitir (Unidas Podemos, votando a favor; y PP Ciudadanos absteniéndose en la investidura). Pero lo que de verdad ha dicho el electorado es: pónganse de acuerdo para gobernar el país. De ahí a suponer que uno u otro tienen que ser el líder, hay un salto lógico.

De manera que el PSOE debe de dejar de proponerse como la única solución con un Gobierno socialista monocolor presidido por Sánchez. También los otros partidos constitucionalistas deben ofrecer soluciones de integración que creen un ejecutivo capaz de sobrepasar los intereses partidistas para enfrentarse al fin de fiesta que los números anuncian ya sin paliativos.

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