Opinión

China evita agravar su equivocación

La tranquilidad volvió a las bolsas tras el convulso inicio de semana que sufrieron. En ambos casos la causa fue la misma: China. El lunes, el gigante asiático provocó turbulencias con su histórica devaluación del yuan, que permitió al tipo de cambio frente al dólar superar los siete billetes verdes por primera vez desde 2008. Ayer, por el contrario, Pekín negó que ese movimiento fuera el preámbulo de mayores caídas de la moneda.

Existen buenas razones para fiarse de las palabras de las autoridades chinas, ya que su país sería el principal perjudicado de un desplome sin suelo del yuan. Aún es reciente el recuerdo del muy alto coste (un billón de dólares) que el banco central tuvo que afrontar para estabilizar su moneda en 2015-2016 cuando sus caídas provocaron la mayor fuga de capitales en la historia del gigante asiático. Pero, además, debe tenerse en cuenta el daño que un renminbi débil causaría ahora en las propias empresas chinas. Toda la ganancia de competitividad que beneficiría a sus exportaciones se vería borrada por el aumento de la carga que supone su deuda. Precisamente la estabilidad del tipo de cambio en los últimos años ha llevado a las compañías del país a elevar su pasivo denominado en dólares, un apalancamiento que se volvería difícilmente asumible si la devaluación del yuan prosigue. Fue un error de cálculo de Pekín el abrir la posibilidad de que ese escenario se materialice. Ahora Pekín parece dispuesto a corregir su propio traspié. Ese hecho, unido a la circunstancia de que tanto EEUU como China mantienen su intención de seguir negociando el mes próximo, puede brindar un mínimo de estabilidad a los mercados a los mercados, aun cuando el escenario sigue siendo impredecible.

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