Opinión

Europa en la constitución alemana

Por estas fechas se están celebrando en Alemania los 70 años de su Constitución actual, que tiene como título "Grundgesetz" ("Ley Fundamental").

A nivel académico se han organizado numerosos seminarios con los que se pretende debatir si con los cambios que caracterizan el siglo XXI, puede este texto seguir siendo garante de la estabilidad y prosperidad que ha disfrutado durante estos 70 años la República Federal de Alemania, a pesar de las dificultades que ha tenido que afrontar.

Entre los diversos trabajos que se han publicado con esta problemática, resulta particularmente interesante, por su coincidencia con las elecciones para el Parlamento Europeo, el publicado por la Fundación Adenauer (KAS) cuya autora Annegret Kramp-Karrenbauer, ha sido elegida recientemente sustituta de Angela Merkel en la Presidencia del partido Cristiano Demócrata (CDU) y es objeto de mucha actualidad en los medios de comunicación porque puede ser la futura Canciller de la primera economía europea.

El trabajo de la señora Annegret se titula "Ordnung muss sein, aber welche? Antworten auf eine neue Systemkonkurrenz" ("Debe existir un Ordenamiento, pero ¿cuál? Respuestas a una nueva concurrencia sistémica"). La autora, utilizando el término Ordnung, trata de contraponer la Grundgesetz (GG en adelante) a la Constitución de la República de Weimar, que la precedió y que precisamente este año cumpliría 100.

La contraposición se hace con el término Ordnung, muy arraigado en la cultura alemana, y que en castellano traducimos por "ordenamiento" porque en castellano la traducción por la palabra "orden" difícilmente se interpretaría como la organización de todos los componentes de un conjunto, en este caso de un Estado.

Crecen los debates sobre la adaptación del Ordenamiento a los cambios del siglo XXI

En 1919 cuando se elaboró la Constitución de Weimar, después de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial y que supuso la sustitución del régimen monárquico por el republicano, Europa había sufrido una guerra cruel con miles de muertos y tragedias, por lo que, según los historiadores, los autores de la Constitución de Weimar no se preocuparon expresamente de organizar una defensa colectiva del sistema democrático y, en el Ordenamiento Constitucional del nuevo régimen de la República de Weimar, no establecieron como principio fundamental la defensa de la dignidad humana, sino la de los ciudadanos concretos del nuevo Estado.

Para la Presidenta de la CDU, la gran diferencia que introdujo la GG en su Ordenamiento fue precisamente el enfoque hacia un objetivo que no se centraba en el servicio a las personas individuales de la nueva República sino al colectivo humano, como expresamente se afirma en el Preámbulo de la GG. Al sustituir la atención al ciudadano individual, para el que la Constitución tendría que garantizar un Estado democrático de libertad y justicia, por la incuestionable dignidad de todo ser humano prescindiendo de su origen, se ponía el fundamento para un libre, democrático y pacífico Ordenamiento humano. Para la autora, esto exige a la GG una universalidad que sobrepasa ampliamente los límites del Estado de la República Federal de Alemania. Pues el que reconoce seriamente la dignidad humana no puede encerrarse exclusivamente en las fronteras nacionales.

Expresamente en un párrafo de dicho Preámbulo se dice: "conscientes de su responsabilidad ante Dios y los hombres, y animados de la voluntad de servir como miembros de los mismos derechos a la paz del mundo en una Europa unida, se ha dado esta GG el pueblo alemán /…/ ejerciendo su capacidad para elaborar una Constitución", ¡Una Europa unida que sirva a la paz del mundo, qué visión después de los horrores de la primera mitad del siglo!

Se requiere la conciencia de los valores y principios básicos europeos para mantenerlos

La GG configura así en las reflexiones de la Presidenta de la CDU, un marco de Ordenamiento que supone una Europa de valores, que han de tener vigencia a nivel internacional y que excluye volver a los nacionalismos que tan perniciosos han sido en la primera mitad del siglo pasado. Alemania, por tanto, hace 70 años diseñó un Ordenamiento constitucional del que con razón debe estar orgullosa, pero como ningún Ordenamiento tiene una garantía real de perpetuidad, la Democracia Cristiana se propone analizar si el Ordenamiento vigente responde a las necesidades actuales de Alemania, teniendo en cuenta sus repercusiones en Europa, para que se pueda mantener esa unidad que ha de garantizar el bienestar, la seguridad y la paz.

Entre los criterios fundamentales que propone la señora Kramp-Karrenbauer para que ese replanteamiento sea efectivo, dado que existe una competencia sistémica global de diferentes Ordenamientos, se requiere que seamos conscientes de los valores irrenunciables que configurarán el futuro de una Europa unida, con una economía fuerte que garantice la seguridad social y que colabore en un mundo globalizado, manteniendo sus principios básicos frente a esa nueva competencia sistémica. Una Europa, por tanto, que unida, cree bienestar, dé seguridad y garantice la paz.

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