Opinión

La brujería sigue viva

Que la medicina moderna, es decir, científica, está detrás del avance contra la mortalidad no lo niega nadie, excepto algunos necios que están contra las vacunas o pretenden curar el cáncer a base de aguas minerales.

Entre los cuentos más extendidos están los milagros de la acupuntura, la homeopatía, la quiropráctica o la fitoterapia. Francia es el "paraíso homeopático" debido a que la exportación de estos productos es un rubro importante en su balanza de pagos; sin embargo, su Comisión de transparencia acaba de dictaminar que los productos homeopáticos "no han demostrado científicamente ninguna eficacia". ¿Será este el principio del fin?

En el libro de Simon Singh y Edzard Ernst titulado "¿Truco o tratamiento?" se lee: "cualquiera que considere la medicina alternativa como un modo de tratamiento debería tener en consideración cinco consejos. En primer lugar, si se piensa utilizar cualquier tipo de terapia alternativa para una afección concreta, recomendamos firmemente que en primer lugar se consulte y se informe al médico de cabecera; el tratamiento que se haya elegido puede interferir en cualquier terapia convencional en uso. Segundo, no debe detenerse el tratamiento convencional a menos que el doctor avise de que este es sensible. En tercer lugar, hay ha hay que tener en cuenta que las terapias. Hay que tener en cuenta que las terapias alternativas pueden ser caras, especialmente si implican consultas a largo plazo, así que es mejor asegurarse de que hay evidencia que apoye la eficacia de una terapia antes de invertir sumas de dinero considerables en los beneficios anunciados. Cuarto, todas las terapias pueden generar efecto placebo, pero este por sí solo no es suficiente para justificar su uso. En quinto lugar, hay que recordar que cada tratamiento conlleva riesgos, por lo que hay que asegurarse de que son compensados por los beneficios".

Como era de esperar, con la llegada de Internet las terapias milagrosas se han multiplicado, creando variados artefactos "alternativos" que tienen algo en común: las teorías en las que se basan chocan de frente con los principios científicos.

Pero eso no impide a algunos "emprendedores" desarrollar dispositivos y afirmar que si los compramos y los usamos, nuestra salud mejorará y ciertas enfermedades se curarán o serán prevenidas: pulseras de cobre, dispositivos que dicen protegernos de la radiación electromagnética, joyería con cristales curativos, hidromasajeadores de pies que supuestamente extraen toxinas del cuerpo…

Las terapias "milagrosas" han aumentado con Internet y chocan con los principios científicos 

Usted, amable lector, puede encontrar montones de páginas en Internet donde el profesor Kim Jobst anuncia el "Q link" como "una herramienta segura y efectiva que ayuda a proteger las células corporales contra los efectos de los campos electromagnéticos". También afirma que "la evidencia surgida en recientes estudios clínicos moleculares y celulares sobre los efectos del "Q link" en los sistemas cardiovascular, inmunitario y nervioso central es asombrosa", pero todo esto simplemente es mentira.

Como subrayan los autores citados más arriba, la jerga usada por estos vendedores de motos sin motor y sin ruedas, son sandeces. El modo de acción de los artefactos alternativos es biológicamente inverosímil y no existen datos que demuestren ningún efecto positivo sobre la salud. De hecho, cuando los dispositivos han sido puestos a prueba, la conclusión es invariablemente la misma: falso.

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