Opinión

Falta de agilidad que perjudica a BBVA

La presentación de resultados de BBVA quedó inevitablemente marcada por el adverso giro en el caso Villarejo. Hasta el punto de que el presidente de la entidad, Carlos Torres, reconoció los daños que sufre la reputación de la entidad.

Esos perjuicios podrían haberse evitado si BBVA hubiese mostrado más reflejos desde el momento en el que estalló el escándalo. La lentitud con la que se condujo la investigación interna por parte del banco ha sido decisiva para que se produjera el peor de los desenlaces: la imputación de la empresa. Si a ello se suman otras decisiones, como permitir que Francisco González se atrincherara en la Presidencia de honor (pese a las protestas de todos los supervisores), todo indica que faltó agilidad en la gestión de esta crisis.

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