
La renuncia de Pablo Iglesias a entrar en el Gobierno reduce en buena parte la incertidumbre que rodea a la investidura del candidato socialista Pedro Sánchez de la próxima semana. Pero no ocurre lo mismo con las dudas que arroja que Sánchez se pliegue a las peticiones de Unidas Podemos (Iglesias exige "presencia proporcional" de miembros de su partido en el Ejecutivo) y conceda a la formación morada ministerios claves, como Trabajo, Hacienda o Economía.
Lo demuestra el rechazo unánime de economistas y empresarios a tal posibilidad. Argumentan su postura en el hecho de que un Ejecutivo socialista en coalición con los de Pablo Iglesias (además de necesitar a los independentistas) generará un fuerte aumento del gasto público que comprometerá la estabilidad, tanto fiscal como de la prima de riesgo. Igual de perjudicial serían las propuestas de un pacto PSOE-Unidas Podemos en materia impositiva, ya que daría lugar a una subida de impuestos que rebasaría los 11.000 millones. Además, esa batería de alzas tributarias que platearía un Ejecutivo con Podemos castigaría fiscalmente tanto a las clases altas como a las medias y, especialmente, a las empresas, lo que dificultaría la creación de empleo. En un momento económico delicado como el actual, poner departamentos económicos en manos de un partido como Podemos, que aboga por medidas que pueden ahondar en la ralentización, sería un grave error ya que llevaría la desconfianza a los inversores. De ahí que el aviso que el mundo económico lanza a Sánchez al rechazar tal opción deba ser escuchado. Los riesgos que implica tener a Podemos en carteras económicas son de tal calado que no puede extrañar que, ante un escenario así, la empresa abogue por repetir comicios.