
La celebritie ha sorprendido a sus más de 118 millones de seguidores de Instagram compartiendo varias imágenes de su juventud. En las mismas, la estrella de la televisión americana luce un aspecto que no tiene nada que ver al actual, resultado de sus múltiples operaciones de cirugía.
Pelo castaño, labios finos, maquillaje natural y aspecto juvenil. Así era Kim Kardashian (37) cuando tenía 15 años. Ella misma ha querido mostrar su aspecto del pasado a sus fans de la red social bajo unas palabras: "Séptimo grado. Este es el pintalabios que siempre llevo. Tiene que regresar".
Poco después, la socialité ha compartido una nueva imagen de su juventud. En esta ocasión, parece una copia de la actriz Drew Barrymore, tal y como ella reconocía junto a la instantánea: "Octavo grado. ¡Drew Barrymore era mi todo!".
Los años han pasado y Kim no tiene nada que ver, al menos físicamente, con la joven de las fotografías. El motivo no es otro que sus incontables operaciones estéticas. De hecho, ella fue una de las primeras famosas en pasar por el quirófano y presumir después de sus extraordinarios cambios.
El rostro de Kardashian es quizás una de sus partes del cuerpo con más retoques. La esposa de Kanye West ha modificado su nariz hasta hacerla más menuda, estrecha y puntiaguda, pero también sus ojos para aumentar su sensualidad. Los pómulos son ahora más marcados, logrando crear un rostro más anguloso. El cambio es total y su cara no tiene imperfecciones.
Su cuerpo también ha sido objeto de diferentes transformaciones. Se ha retocado el pecho, su icónico trasero y, tras el nacimiento de su segundo hijo, recurrió al bisturí para eliminar la grasa del abdomen y del trasero, levantar sus pecho, inyectarse bótox, hacerse una liposucción con láser frío y, lo más sorprendente, un lifting vampírico. Según medios estadounidenses, Kim desembolsó por todo ello unos 100,000 dólares.