La Reina sufrió un contratiempo este lunes por la noche durante la cena de gala celebrada en honor al presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, en el Palacio Real de Madrid. La mujer de Felipe VI vio cómo se le desabrochaba la parte de arriba del vestido y actuó con naturalidad y maestría para salvar la situación sin problemas.
La escena se produjo tras el discurso del Rey que precedió al brindis entre los comensales. Fue entonces cuando el diseño azul intenso cuajado de pequeñas perlas y firmado por Ana Locking que lucía Doña Letizia le jugó una mala pasada. Y es que se le desabrochó el cierre de lágrima, dejando parte de su espalda al aire.
La Reina, consciente de lo sucedido, mandó llamar a una de las camareras, quien se agachó para conversar con ella. La asturiana le dijo que le abrochara el vestido y ella cumplió con su misión, recibiendo el agradecimiento de la consorte. Rebelo de Sousa, situado al lado de Doña Letizia, sonreía con la escena en mirada cómplice con la esposa del Rey.
Dejando a un lado este pequeño percance, lo cierto es que la Reina conquistó a todos con el vestido de Locking y, por supuesto, con la tiara Cartier, una joya excepcional diseñada por el joyero francés para la reina Victoria Eugenia y heredada por su hija la infanta María Cristina, casada después con un aristócrata italiano, el conde Marone Cinzano.
