
En Venezuela una chaqueta de Zara cuesta al cambio oficial 3.000 euros, seguramente porque la inflación es de un 200 por cien. Pero no creemos sea esa la principal razón por la cual los políticos, empezando por el presidente de la república visten chándal incluso en los momentos más solemnes, como cuando esta semana salió por televisión a decirles a sus compatriotas que su partido había perdido las elecciones.
Fue Hugo Chávez, predecesor de Nicolás Maduro, quien impuso el chándal como prenda venezolana de la revolución. Tal vez lo hizo por imitar a Fidel Castro, que tras su enfermedad cambió el caqui de sus uniformes militares o la guayabera por un Adidas. Dicen los expertos que el chándal no es un atuendo del chavismo sino que "para hacer política en Venezuela hay que llevar chándal". Lo lleva Maduro, lo lleva Capriles. Para los ojos europeos, donde nos sorprende aún ver a políticos sin corbata en momentos oficiales, como Varoufakis, o a Pablo Iglesias con sus vaqueros y sus zapatillas, sería impensable que un jefe de Estado compareciera ante la nación con un chándal. ¿Alguien se imagina al rey Felipe VI en Navidad con una cómoda prensa deportiva felicitándonos las fiestas y diciéndonos lo mucho que nos hemos esforzado, lo malo que es el paro y el futuro que nos espera?
No le creería nadie. Sin embargo, en Venezuela se lo puso hasta Sean Penn, en una de sus visitas al país, para dejar claro su apoyo a la revolución bolivariana. La palabra chándal es una abreviatura de 'marchand d'ail'. o sea, vendedor de ajos. Así se denominaban los jerséis gruesos que a menudo vestían los vendedores ambulantes en Francia a finales del siglo XIX. La prenda fue pronto muy popular entre la clase obrera, o sea, la mayoría de la población. Tal vez sea ése el origen del significa simbólico que vincula el chándal con la revolución.
No todos los chándal son iguales: entre el de Fidel -con logo de Adidas y la bandera cubana- y el modelo clásico en negro con la tribanda de la bandera alemana de Pablo Iglesias hay una gran diferencia.
Ni que decir tiene que la imagen de famosas como Isabel Pantoja han contribuido a que en España y en determinados contextos en el chándal sea sinónimo de moda-choni, excepto si es para hacer deporte, claro.
En ese caso nadie se extraña de encontrar a un político, incluido el mismísimo presidente del Gobierno con esa prenda.
Pero la moda viene y va, y si por ejemplo ahora nadie que pretenda ir a la última puede prescindir de algún elemento en su armario con estética militar, porque el caqui es el color del momento, tal vez hace años el chándal era más moderno y menos hortera.
Sin duda, cuando Chávez dejó como heredero de su revolución a Maduro, éste comprendió que también debía imitarlo en el estilo de vestir. Sin embargo, ha habido quien ha apuntado que el cambio del uniforme militar por el chándal supuso el principio del fin de Fidel Castro.
No olvidemos que Fidel subió a Sierra Maestra vestido de militar en campaña(caqui) y abandonó el poder, 46 años después, en chándal. En alguno de sus escritos, la bloguera cubana Yoani Sánchez, crítica con el régimen castrista, apuntaba que el uniforme verde de Fidel, con su barba única, demuestran la importancia que el líder cubano daba a este simbolismo, a su presencia física, tan diferenciadora respecto de los otros los políticos de su época.
Yoani recuerda que "la primera vez que Castro apareció en la televisión nacional, después de su incidente de salud en 2006, se rompió para siempre aquel simbolismo de la indumentaria revolucionaria". Tiene razón: en su lugar vimos a un anciano en un chándal de Adidas o Puma, sin sus medallas y grados militares.