
Los museos tampoco son ajenos a la crisis. Esta semana, dos de las más importantes pinacotecas españolas han sido noticia en los periódicos. El Reina Sofía, porque ha renovado su colección permanente con Goya y el Guernica como protagonistas; y el Museo del Prado por la inauguración de la exposición sobre Sorolla, que promete ser uno de los platos fuertes de la temporada.
Dos iniciativas con las que intentarán capear el temporal de una recesión que afecta de manera directa a la gestión de los museos patrios. No tanto por la falta de visitantes como por la caída de una de las más recientes fuentes de ingresos de las pinacotecas: los actos corporativos.
El arte entiende de crisis
El primer indicativo de la crisis para este tipo de empresas artísticas son los visitantes. Michaux Miranda, subdirector general gerente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), comenta que de momento el descenso en la venta de entradas ha sido "puramente testimonial". El año pasado, el museo contó con 1,8 millones de visitantes, con un porcentaje de visitantes extranjeros ligeramente superior al de nacionales. "Lógicamente los españoles repiten más", matiza.
En el caso del Museo de Arte Thyssen-Bornemisza, "el número de visitantes en 2008 fue la media de toda la historia del museo, unos 700.000. Pero en 2007 fueron 970.000, así que hablar de profunda caída es injusto", apunta Guillermo Solana, director artístico del museo. La afluencia se clasificaría en tres tercios: uno copado de madrileños, otro del resto del país y otro extranjeros. En las exposiciones temporales hay muchos más visitantes nacionales, "en la de Van Gogh fueron un 80 %", recuerda Guillermo Solana.
Por su parte Carlos Fernández de Henestrosa, director adjunto de Administración del Museo del Prado, sostiene que "durante 2008 el 49 % de los visitantes del museo fueron residentes españoles con un ligero aumento respecto del 2007".
Quizá es que la cultura resulta cara y el precio de la entrada a un museo, por mucho Goya o Picasso que haya, sea demasiado. "Es un tema de percepciones. Probablemente no se alcanza a ver la importancia de visitar un museo. Sin embargo, cada vez es más importante la contribución de la cultura al PIB", señala Michaux Miranda. Por su parte, Guillermo Solana lo tiene claro: "En este debate hay altas dosis de demagogia heredadas de considerar a la cultura como un servicio público que el Estado debe ofrecer gratis. Este museo hace muchas cosas gratuitas y a precios anecdóticos".
Alquiler de espacios
Otro de los servicios que ya ofrecen la mayoría de museos es la gestión de sus espacio para cualquier clase de evento. Aquí es donde se ha notado una "caída dramática" en palabras de Guillermo Solana, del Museo Thyssen. Carlos Henestrosa, del Museo del Prado, comenta que el alquiler de espacios "ha retrocedido en torno al 20 %". Cristina Fontaneda, gerente del Museo Patio Herreriano de Valladolid, explica la situación: "Las empresas se lo piensan más a la hora de contratar nuestros espacios y eso nos hace daño en el tema de la promoción".
Con este escenario, apostar por lo seguro a la hora de organizar una exposición es inteligente. Al final se trata de considerar si encajan dentro del perfil y de la tradición del museo. "Ahora no vamos a hacer una exposición de un artista vivo", explica Solana, "pero los especialistas saben que hay dos temas que siempre triunfan: la arqueología (egipcios y etruscos sobre todo) y el impresionismo", remacha.