
Citroën acaba de dar un paso más en esta carrera por la movilidad urbana que las marcas están disputando a la par que el maratón de los electrificados o la gincana de los SUV. Porque ya está entre nosotros el Citroën Ami, un "objeto de movilidad", pues no podemos llamarlo coche o vehículo, porque no lo es.
Hablamos de un cuadriciclo de 2,41 metros de largo por 1,39 m y 1,52 de ancho, con capacidad para dos personas, un peso inferior a los 500 kilos, por supuesto eléctrico total, para el que no se necesita tener carnet de conducir coches y que ¡atención!, estará a la venta por 6.900 euros. Aunque también se podrá disfrutar de él por 19,99 euros al mes en concepto de alquiler durante 48 meses –tras desembolsar una entrada de 2.644 euros–.
¿Algo malo? Evidentemente. Igual que Drácula era un "no muerto", el Citroën Ami es un "no coche". ¿Y por qué? Porque con él no podemos circular ni por autovías ni por autopistas. Es básicamente un ciclomotor con ruedas.

Y aunque el Ami sea pequeño por fuera, dentro tiene un espacio suficiente para dos adultos, que además no tienen por qué sufrir de claustrofobia, pues entre las ventanas y el techo panorámico, más del 40% del habitáculo es "casi" exterior.
Las pequeñas ruedas que desplazan al pequeño Citroën, de tan solo 14 pulgadas, están colocadas en las cuatro esquinas del chasis para facilitar, entre otras cosas, un radio de giro de apenas siete metros, para recalcar aún más la filosofía urbana del modelo.

En resumen, que hablamos de otra pequeña "revolución" en un mercado del automóvil que no deja de sorprendernos con nuevas ideas y propuestas. El Ami, que llegará a nuestras calles –que no autovías o autopistas– en el segundo semestre del año, se podrá adquirir además directamente en Internet.

Para terminar, una curiosidad histórica. El Citroën Ami 2020 (su nombre oficial) es todo un homenaje a uno de los vehículos –esta vez sí– de la firma francesa, el Ami ("amigo" en francés), un compacto de inconfundible morro que se fabricó entre 1961 y 1979, y que nació para cubrir el gran hueco existente en aquella época entre dos de los mitos más grandes de Citroën: el DS ("Tiburón" para muchos de nosotros) y el 2 CV.