La crisis climática no es la única amenaza que se cierne sobre las montañas, que cada 11 de diciembre, desde 1992, celebra su Día Internacional. La masificación no solo pone en riesgo la sostenibilidad de la explotación turística, también se ha convertido en un hándicap para la experiencia del disfrute de la naturaleza. Solo hay que ver el alpinismo masificado en el Everest. Y si eso es así para alpinistas experimentados, para el resto es una auténtica utopía.

Otro buen ejemplo es el Parque Nacional y Reserva Denali, una de las principales atracciones de Alaska. En él se encuentra el monte Denali, el más alto de Norteamérica, con sus 6.194 metros. Es el escenario salvaje y montañoso en el que vivió durante cuatro meses en completa soledad, buscando su propio alimento y refugio, Christopher McCandless, antes de morir en el verano de 1992. Su historia se hizo mundialmente famosa tras inspirar el libro de Jon Krakauer, "Into the Wild" (1996), que inspiró a su vez la película homónima dirigida por Sean Penn en 2007, y que en España se llamó "Hacia rutas salvajes".

Ya era uno de los destinos favoritos de aventureros y senderistas por la belleza de sus paisajes y su inaccesibilidad. Y lo sigue siendo, hasta el punto de que las autoridades, ante la masificación, han tenido que limitar el acceso de turistas, un riesgo tan real y nocivo como el del propio cambio climático. Las personas que visitan el parque tienen que hacerlo en autobús (shuttle-bus) y solo se accede, después de un recorrido de unas seis horas, y a una zona limitada.

The Sheldon Chalet, el paraíso blanco
Pero hay una forma exclusiva de vivir la experiencia: alojarse en The Sheldon Chalet, la única edificación (un antiguo refugio de montaña y granja familiar) que existe dentro del Parque Nacional, convertido en establecimiento de lujo desde febrero de 2018, un lugar privilegiado para vivir una experiencia reservada hasta ahora a montañeros expertos dispuestos a asumir riesgos. No hay carreteras para llegar hasta él, solo se puede acceder en helicóptero desde Talkeetna, en un viaje que dura unos 45 minutos. Y más allá de disfrutar de las comodidades de un hotel de cinco estrellas, la experiencia garantiza el mayor de los lujos: el disfrute de un entorno privilegiado, de paisaje virgen, y sin turistas.

En la familia Sheldon, propietaria del terrero desde hace más de seis generaciones, se marcaron como objetivo que la gente viviera la experiencia "más auténtica posible", en un entorno de "respeto y veneración a la naturaleza, que ayude a las personas a apreciarla".

The Sheldon Chalet, construido con acero, madera y abastecido por energía renovable, está ubicado a 16 kilómetros de la cumbre del monte Denali, dentro del Glaciar Ruth, en el anfiteatro de la cordillera de Alaska, y es un enclave privilegiado para contemplar las auroras boreales, recorrer las cumbres de Denali y disfrutar de todo tipo de actividades, desde picnics en la nieve hasta senderismo y descensos en trineo, en la más absoluta soledad. Eso sí, pone a disposición de los huéspedes chef privado, conserje y dos guías para realizar excursiones.


La cabaña, de forma hexagonal, ofrece cinco lujosas habitaciones dobles con vistas panorámicas que se pueden ocupar en estancias de dos o tres noches, a un precio que ronda los 20.000 euros al día.


